Luto en la Iglesia
Del funeral al cónclave: la Iglesia se prepara para elegir al sucesor del Papa Francisco
Unas exequias más sencillas de las que dicta la tradición darán paso al proceso para el relevo en El Vaticano

Sara Fernández
Tras la muerte de un Papa comienza el periodo llamado de "sede vacante", en el que cesan casi todos los 'ministros' del Vaticano y la Iglesia está gobernada por el Colegio de los Cardenales. Se trata de un momento muy especial en el que un papel particularmente relevante lo tienen, sobre todo en la fase inicial, el cardenal vicario para la ciudad de Roma y el cardenal camarlengo. El primero es quien debe comunicar oficialmente la muerte del Papa, mientras el segundo es quien tiene que confirmar el fallecimiento y firmar su acta de defunción; después de ello le corresponde también a él sellar la habitación del difunto Pontífice. Ambas cosas han sucedido ya este lunes en que se ha anunciado el fallecimiento de Francisco.
El actual cardenal vicario para Roma es el italiano Baldassare Reina, mientras que el camarlengo es el cardenal irlandés nacionalizado estadounidense Kevin Farell. El Papa argentino lo nombró en 2019 y, en noviembre del año pasado, Francisco también modificó la Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, el libro litúrgico que guía los funerales de los papas, establecido por la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis (1996).
Exequias sencillas
Con estos cambios, Francisco dejó claro que quiere unas exequias mucho más sencillas que las que han tenido los papas anteriores. Por ello, según estableció, su cuerpo (después de la constatación de la muerte), se colocará inmediatamente en un único ataúd de madera con el interior de zinc y luego será llevado directamente la basílica de San Pedro. Se ha eliminado así tanto la tradición de depositar a los papas en tres ataúdes de ciprés, plomo y roble, como también el velatorio "privado" para altos cargos de la curia que anteriormente se llevaba a cabo antes de la exposición pública.
Francisco también pidió que, en la basílica vaticana, su cadáver fuese expuesto directamente en un féretro abierto, sin el catafalco, y que sea cerrado en la víspera de la misa exequial.
La idea es que el funeral del Papa se parezca más al de los obispos. Por ello también se ha establecido que durante los ritos se usen formas sencillas para referirse al Papa. También existe la posibilidad de que el Papa sea inhumado en un lugar distinto de la basílica vaticana, como ya adelantó hace tiempo el propio Francisco, que en 2023 manifestó su deseo de ser enterrado en la iglesia de Santa María la Mayor de Roma.

El papa Francisco el día de su nombramiento / Agencias
Francisco ha roto así otra tradición. De hecho, es desde 1903, cuando León XIII fue enterrado en la iglesia romana de San Juan de Letrán, que un Papa no es sepultado en El Vaticano.
Sede vacante
Otro aspecto de esta fase es el gobierno de la Iglesia durante la llamada sede vacante. Si bien el poder en este momento está en manos del colegio de cardenales, éstos solo pueden decidir sobre cuestiones urgentes o inaplazables, y para la preparación de todo lo necesario para la elección del nuevo Papa.
Con ello, sin bien cesan todos los altos cargos de la curia romana, hay excepciones: la del Penitencierio Mayor, que sigue todos los asuntos ordinarios, y el Lismonero del Papa, que se ocupa de las obras de caridad. Tampoco cesa el secretario de Estado. Otro cardenal que tiene importancia en este momento es el Decano del Colegio cardenalicio.
El cónclave
Tras la muerte de Francisco, la Iglesia católica deberá afrontar el proceso para la elección del sucesor. El cónclave es la reunión en la que los cardenales eligirán al nuevo pontífice. En él tendrán derecho de voto todos los cardenales que no hayan cumplido 80 años, que en la actualidad son 138; el resto, los mayores, que hoy son 114, solo tienen una función de apoyo espiritual y participan en las fases de conversación previas a la votación.
El proceso de votación del cónclave quedó establecido en la constitución apostólica 'Universi Dominici Gregis', promulgada por el papa Juan Pablo II en 1996. Posteriormente, Benedicto XVI introdujo modificaciones en 2007 y 2013. Una de ellas permite anticipar el inicio del cónclave. En 2013, poco antes de su renuncia, promulgó el motu proprio 'Normas Nonnullas', modificando las reglas establecidas por la constitución apostólica 'Universi Dominici Gregis'. Según este cambio, si todos los cardenales electores ya están presentes en Roma, el colegio de cardenales puede decidir comenzar el cónclave antes de los 15 días canónicos desde la vacante de la Sede Apostólica.
El cónclave empieza el día que determinan las congregaciones de cardenales, que son reuniones previas en los que los cardenales debaten sobre asuntos ordinarios y van discutiendo sobre posibles candidatos. Estas congregaciones de cardenales tienen la obligación de esperar a los cardenales ausentes (que no viven en Roma y deben viajar) 15 días completos desde que se produce la Sede Vacante, aunque si hay un motivo grave pueden esperar otros cinco días. Con todo, transcurrido un máximo de veinte días desde el inicio de la Sede Vacante, deben proceder a convocar el cónclave.
Todas las últimas votaciones del cónclave se han llevado a cabo en la Capilla Sixtina, y los cardenales se han hospedado en Casa Santa Marta. Por ello estos edificios son cerrados a personas ajenas (solo un pequeño número de ayudantes son admitidos) y los cardenales son aislados del exterior. Iniciada la reunión, una figura importante es la del decano del Colegio de Cardenales, que abre oficialmente los cónclaves.
¿Cuántos votos se necesitan?
Para que un candidato sea elegido papa se requiere que obtenga dos tercios de los votos. El primer día de votaciones se vota solo una vez, pero a partir de los siguientes días se puede votar hasta un máximo de cuatro veces al día (dos veces por la mañana y dos por la tarde). Si después de tres días los cardenales no han elegido aún al nuevo Papa, se suspenden las votaciones por un día para hacer una pausa de oración. Luego se reanudan las votaciones. Pero si tras siete votaciones posteriores a la pausa no se ha elegido el nuevo Papa, se hace otra pausa de un día, a la que le sigue otra reanudación. Y si tampoco así se ha llegado a un resultado, los cardenales deben acordar cómo proceder.

Las últimas imágenes del papa Francisco el Domingo de Resurrección. / EP
Una de las características de los cónclaves es también que el resultado de cada votación se anuncia a los fieles con una fumata desde la basílica de San Pedro. Si es de color negra significa que el nuevo Papa no ha sido elegido; si es blanca, en cambio, sí. En teoría puede ser elegido cualquier hombre bautizado y no casado, aunque casi siempre se ha elegido a un cardenal.
Otra curiosidad es que la palabra cónclave proviene del latín 'cum clave', que significa “(encerrados) bajo la llave", lo que evoca los orígenes de la reunión. Según la tradición católica, de hecho, el primer cónclave se produjo en 1916 cuando los habitantes de la ciudad italiana de Viterbo (entonces sede papal) decidieron encerrar a todos los cardenales en una sala para obligarles a elegir cuanto antes al nuevo Papa, cargo que finalmente obtuvo Gregorio X.
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