El viaje del Papa Francisco a Canarias que no pudo ser

La muerte del Papa Francisco ha desolado a la comunidad católica y ha frustrado la que podría haber sido una visita histórica a Canarias. Aunque no llegó a concretar una fecha en su agenda, su santidad expresó en varias ocasiones su deseo de viajar a las Islas con motivo de la grave crisis migratoria que vive el Archipiélago desde hace años. A lo largo de su pontificado, Jorge Mario Bergoglio mostró una especial sensibilidad hacia los migrantes. En numerosas intervenciones, denunció la «globalización de la indiferencia» y llamó a la comunidad internacional a asumir responsabilidades ante el drama de quienes huyen del hambre y de la guerra. Canarias, como una de las principales puertas de entrada a Europa para miles de personas procedentes de África, estaba en su radar como un destino clave para visibilizar esta problemática.

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En enero de 2023, Francisco reconoció que le impactó mucho la imagen de tres nigerianos que viajaron durante 11 días en el hueco del timón de un petrolero hasta Canarias y que se convirtió en un icono del sufrimiento de los migrantes que se juegan la vida para intentar llegar a Europa. «Esa foto me tocó», dijo durante su vuelo a la República Democrática del Congo. 

Carta a los obispos canarios

Los obispos canarios recibieron una misiva del papa en noviembre de 2023, en la que expresaba su «aliento y cercanía» ante la difícil situación migratoria que atraviesa el Archipiélago y pidió que sus palabras llegaran «al santo pueblo fiel de Dios que peregrina en esas queridas islas del Atlántico». En la misiva, agradeció el esfuerzo que se hace en Canarias para dar respuesta a la emergencia humanitaria derivada de la intensa llegada de personas a bordo de cayucos y pateras. «La sensibilidad y hospitalidad que caracteriza al pueblo canario deja huella también en el modo de acoger, proteger, promover e integrar a los hermanos y hermanas que llegan a sus costas buscando un porvenir», escribía. El escrito firmado por Francisco I concluía: «En los rostros de estas personas, surcados por el sufrimiento, podemos reconocer una mirada que anhela un futuro de paz y de fraternidad».

Francisco reconoció que le impactó mucho la imagen de tres nigerianos que viajaron durante 11 días en el hueco del timón de un petrolero hasta Canarias

Uno de los momentos clave de la relación del Vaticano con Canarias fue el encuentro entre el papa y el presidente autonómico, Fernando Clavijo, que se produjo en enero de 2024. La delegación isleña que acudió a esta audiencia la completaron los tres obispos de las Islas: José Mazuelos (Diócesis de Canarias), Cristóbal Déniz (obispo auxiliar de la Diócesis de Canarias) y Bernando Álvarez (en aquel momento obispo de la Diócesis Nivariense); el vicepresidente del Ejecutivo regional, Manuel Domínguez (PP); la consejera de Presidencia, Administraciones Públicas, Justicia y Seguridad, Lady Barreto (CC); y la consejera de Bienestar Social, Igualdad, Juventud, Infancia y Familias, Candelaria Delgado. Durante los 45 minutos que duró la cita en el Vaticano, Clavijo trasladó al pontífice la difícil situación que vivían las Islas debido al incremento de llegadas de migrantes y la presión que esto suponía para los recursos de acogida. La reunión alimentó las esperanzas de que Francisco finalmente incluyera Canarias en su agenda de visitas pastorales.

Clavijo le entregó a Francisco varias cartas de jóvenes migrantes, una de ellas firmada por un centenar de niños llegados a El Hierro sin el respaldo de un familiar adulto y que le explican al Bergoglio que llegar a Canarias era una oportunidad –en mayúsculas– para poder estudiar, jugar, vivir sin miedo y, cuando sean adultos, trabajar para ayudar a sus familias. El obsequio institucional lo completó la réplica de una bula Pastor Bonus promulgada por el papa Pío II el 7 de octubre de 1462, cuando Diego López de Illescas era obispo de Canarias, contra el cautiverio y esclavitud de los isleños. En ese momento solo habían sido conquistadas las islas de Lanzarote, Fuerteventura y El Hierro. El documento instaba a «proceder con censuras de excomunión contra los piratas que cautivasen por fuerza o fraude a los naturales de Canarias y que los retuviesen o vendiesen como esclavos». 

Ocho meses después del encuentro con Clavijo, durante una rueda de prensa a bordo del avión de regreso de su gira por Asia y Oceanía, el papa confirmó que estaba considerando viajar a Canarias para mostrar su «cercanía a los gobernantes y al pueblo» ante la crisis migratoria. En enero de este año, reiteró su deseo de visitar el Archipiélago y,a demás, volvió a felicitar a las diócesis de Canarias por su labor en la integración de migrantes. 

Tras esta clara mención a las Islas, Clavijo hizo llegar al sumo pontífice una carta de agradecimiento. «El anuncio de que quiere visitar Canarias no solo ha lanzado un mensaje de esperanza y humanidad a un pueblo que vive la peor crisis migratoria desde que, hace 30 años, llegó la primera patera procedente del continente hermano africano, sino para dar visibilidad nacional e internacional a lo que está ocurriendo en este archipiélago de Europa», afirmaba el presidente canario en la misiva, que el papa recibió de manos del portavoz vaticano, Matteo Bruni, después de que se la entregase una periodista española durante el vuelo de vuelta de su viaje a Luxemburgo y Bélgica.

Los niños migrantes

Junto a la carta, el presidente canario envió una lámina de la artista Irene León, que Clavijo definía como «la fiel imagen de las niñas y niños que llegan a esta orilla del Atlántico en busca de un presente y de un futuro». Además, el pontífice recibió una bolsa de tela senegalesa realizada por los jóvenes de la Fundación Canaria El Buen Samaritano, en cuyo interior había varias notas de migrantes que narraban su llegada a las Islas. Entre esas historias estaba la de Ousmane, un niño de Senegal que escribió al papa una poesía en la que le contaba que durante su viaje en patera «el frío les retorcía los dedos y el hambre en el estómago se sentía como el alambre, mientras la humedad y la sal del mar agrietaba su piel y las pestañas se convertían en cristales de sal». 

Sin embargo, el delicado estado de salud de Bergoglio, que en los últimos meses había mostrado signos de deterioro, hizo que la posibilidad de un viaje se volviera cada vez más incierta. A pesar de ello, en sus últimos mensajes públicos, Francisco continuó abogando por la dignidad de los migrantes y la necesidad de una respuesta solidaria y humanitaria por parte de Europa.  

La noticia de su fallecimiento ha conmocionado no solo a la Iglesia católica, sino también a los miles de migrantes y voluntarios que esperaban su visita como un gesto de apoyo y reconocimiento a su difícil realidad. Su desplazamiento a las Islas habría supuesto un espaldarazo moral y una llamada de atención internacional sobre una crisis humanitaria que, a menudo, pasa desapercibida en la agenda nacional y europea.