La sucesión del Papa

Juan José Omella, un improbable 'papable' español

El arzobispo de Barcelona tiene en contra su edad, cumplirá 80 años en 2026, y las críticas a la gestión de la pederastia en la Iglesia española

El  arzobispo Omella dedica la misa, en la Catedral de Barcelona, al Papa Francisco

El arzobispo Omella dedica la misa, en la Catedral de Barcelona, al Papa Francisco

Irene Savio

Irene Savio

Ciudad del Vaticano

En estos días se habla (y se hablará) muchísimo de papables, es decir, de los cardenales que se cree podrían suceder al difunto papa Francisco. Hay quinielas para todos los gustos. En algunas se incluye discretamente el nombre del expresidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Juan José Omella, considerado un candidato moderadamente progresista y de la línea reformista de Francisco. 

De hecho, dentro de la Iglesia católica, el también arzobispo de Barcelona es visto como un sacerdote modesto y de buen carácter (en encuentros con periodistas, a menudo le gusta hacer bromas), que además ha dedicado su carrera eclesiástica al cuidado pastoral, desempeñándose también en tareas de carácter social, lo que lo ha acercado al difunto Papa. "Yo no me voy a votar, evidentemente, y si vosotros pudieseis votar, pues no sé a quién votaríais", ha bromeado sobre la sucesión.

Omella nació en 1946 en el pueblo de Cretas, en el noreste de España, y, tras ser ordenado en 1970, ejerció como sacerdote en varias parroquias españolas y pasó también un año como misionero en Zaire, hoy República Democrática del Congo. Con ello, entre 1999 y 2015, Omella también trabajó estrechamente con la oenegé española Manos Unidas, que lucha contra el hambre y la pobreza en el mundo.

Edad avanzada

Algunos otros elementos también refuerzan el perfil de parcial continuidad con Francisco. Omella se convirtió en obispo en 1996 y fue promovido a arzobispo de Barcelona en 2015. Solo un año después, el Papa argentino le concedió el birrete rojo de cardenal, lo que ha sido interpretado como un gesto de aprobación de las tendencias de Omella, en un momento en el que además Francisco intentaba modernizar y aplacar a los sectores más conservadores que dominaron la Iglesia española durante mucho tiempo.

Sin embargo, algunos factores también juegan claramente en contra del cardenal español. El primero es su edad. Omella acaba de cumplir (el 21 de abril) 79 años y el próximo año tendrá 80, es decir, la edad límite para ser un cardenal elector y, por tanto, un papable. De hecho, según establece el Código de Derecho Canónico, ya a partir de los 75 años los sacerdotes con cargos deben presentar su renuncia. Hay excepciones a esto, por supuesto, pero aún así los estudiosos vaticanos consideran que los prelados con edad avanzada tienen menos posibilidades.

Un dato más es que, en sus años de gestión como presidente de la CEE, a Omella le ha tocado vivir el escándalo de la pederastia clerical que ha estallado en las últimas décadas en la Iglesia española. Al prelado le han reconocido el haber dado algunos primeros pasos para corregir el rumbo, pero aún así también ha recibido críticas por supuestamente no haber actuado con suficiente determinación y contudencia. 

Además de ello, el arzobispo ha servido de mediador para el independentismo catalán cuando fue elegido por Carles Puigdemont como relator entre el Gobierno y ese sector durante el mandato de Mariano Rajoy. 

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