INTRAHISTORIA DEL APAGÓN EN MADRID

El oasis del wifi en las grandes superficies en medio del gran apagón: "Pude escribir a mi madre gracias a El Corte Inglés"

Centenares de personas pudieron conectarse a la red durante las diez horas que duró el apagón gracias a los "grupos electrógenos" con los que cuentan los centros comerciales, que les permitió continuar funcionando con cierta normalidad

Decenas de personas se arremolinan en un comercia de la calle Goya tratando de conseguir wifi durante el apagón.

Decenas de personas se arremolinan en un comercia de la calle Goya tratando de conseguir wifi durante el apagón. / J.F.

Madrid

Todo fundió a negro, salvo el sol radiante que alumbraba el primaveral día que hizo este lunes en Madrid. Durante casi 10 horas, la capital estuvo totalmente incomunicada. O mejor dicho, casi del todo. En medio del gran apagón que puso en jaque a toda la península este lunes, hubo una serie de lugares en los que la vida (tecnológica) seguía funcionando con cierta normalidad. Las grandes superficies comerciales irrumpieron para llenar una pequeña parte del vacío y ejercer de improvisados centro de comunicación, con centenares de gente arremolinándose alrededor de sus puertas de entrada.

"Es por la planta eléctrica que tiene El Corte Inglés en el subsuelo. Permitió que hubiera luz y wifi hasta que duró la gasolina, casi hasta el cierre, hasta cerca de las 22.00. Yo lo pude usar para escribir a mi madre, que no es de aquí y tenía conexión", contaba en la mañana de este martes un trabajador de la zona Gourmet del centro de la calle Goya, ya con la calma del día después. "Generadores de emergencia", decía un jefe de planta de esta gran superficie, que pudo operar con cierta normalidad, o al menos toda la posible en medio de lo que ocurría a su alrededor.

"Contamos con grupos electrógenos que permitieron seguir funcionando a los centros, y que tuvieran wifi", contaban a este medio poco después fuentes de El Corte Inglés. Unos sistemas consistentes en una máquina que mueve un generador eléctrico a través de un motor de combustión interna y que están presentes en la mayoría de grandes superficies de la capital.

A unos sí, a otros no

La presencia de estos sistemas dio lugar a escenas en las que decenas y decenas de personas se iban arremolinando en las puertas del centro comercial, y en otros locales cercanos, como el Starbucks. En otras zonas como el Carrefour de Paseo de Pontones, cercano a Madrid Río, ocurrió lo mismo. Unos para trabajar. Otro para tratar de avisar a sus familiares de donde se encontraban, aunque en la mayoría de los casos por mucho que enviaran el mensaje no llegaba. Y otros para saber simplemente qué estaba pasando.

Gente arremolinándose para usar el wifi en el Carrefour de Paseo de Pontones,

Gente arremolinándose para usar el wifi en el Carrefour de Paseo de Pontones, / EPE

Pero claro, conforme pasaban los minutos, más y más gente se acercaba a esos corrillos, atraídos por ver a la gente usando sus teléfonos cuando supuestamente nadie podía hacerlo, más difícil era conectarse a la red. "A mi no me funcionó, pero a mi compañero sí. Yo lo intenté pero había mucha gente alrededor, eran tantos haciendo lo mismo que iba y venía", contaba un trabajador de seguridad del centro de la calle Goya, que cuantificaba en "cientos" las personas que trataban de conectarse al mismo tiempo.

"Aquí cerramos, pero el supermercado continuó funcionando con normalidad hasta el cierre", contaba una empleada de la sección de moda femenina, en el edificio que está al cruzar la calle. "Sí, como los Mercadonas, es el mismo sistema", le contestaba otra. "Yo veía a la gente y lo intentaba, pero a mi no me iba nada. Y me cansé de intentarlo, pero a las 15.00 ya era imposible y me di por vencida", contaba con resignación otra trabajadora de la zona de perfumerías.

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