Por qué no debes dejar nunca los vasos boca abajo después de lavarlos: este es el peligro al que te expones
Los hábitos de nuestro día a día no son siempre los más eficaces para la salubridad de nuestro hogar

Vasos secándose boca abajo. / GetArchive
Victoria Saulyak
La comodidad en el hogar es fundamental para tener un correcto descanso o para contar con un espacio adecuado en el caso de aquellas personas que teletrabajan. Algunos requisitos fundamentales son, simplemente, mantener una temperatura agradable y disponer de un ambiente limpio y fresco sin malos olores.
Se puede conseguir esta atmósfera saneada a partir de varios hábitos cotidianos, como una limpieza frecuente basada en retirar el polvo de los estantes, barrer y fregar el suelo a menudo, o aspirar con asiduidad los rincones de peor acceso.
Sin embargo, la limpieza del hogar no se basa solo en los hábitos que seguimos, sino en dejar de lado aquellos en los que insistimos y que no tienen ningún tipo de beneficio a largo plazo. Fregar platos, vasos y cubiertos es una de las tareas que menos nos apetece hacer, pero es que además, si lo hacemos mal, puede suponer un riesgo importante para nuestra salud.
Por qué es peligroso para tu salud guardar los vasos boca abajo
Cuando lavamos los vasos y utensilios de cocina, buscamos que queden impecables, limpios y listos para su próximo uso. Sin embargo, una práctica común puede estar poniendo en riesgo nuestra salud sin que lo sepamos: dejar los vasos boca abajo después de lavarlos. Aunque esto pueda parecer una manera lógica y efectiva de escurrir el agua y evitar la acumulación de polvo, esta costumbre podría estar generando problemas que comprometen la higiene y la seguridad en el hogar.
Cuando colocamos un vaso boca abajo, solemos hacerlo en superficies como estanterías, repisas o escurridores de platos. Aunque la intención inicial es evitar que el agua residual quede dentro del vaso, esto puede desencadenar varios problemas. Al estar en contacto directo con una superficie plana, el interior del vaso queda atrapado en un entorno cerrado y húmedo, creando condiciones ideales para el desarrollo de bacterias, hongos y moho. Además, la falta de circulación de aire dificulta que el vaso se seque completamente.
Por otro lado, las superficies donde colocamos los vasos, aunque parezcan limpias, pueden contener microorganismos. Al colocar el vaso boca abajo, el borde, que es la parte que entra en contacto con nuestra boca, queda expuesto a estas bacterias, incrementando el riesgo de contaminación cruzada. Además, la humedad atrapada puede generar malos olores en los vasos, pues, aunque se haya lavado correctamente, el olor puede impregnarse en el material, especialmente en vasos de vidrio fino o plástico.
Aunque pueda parecer insignificante, la acumulación de bacterias o moho en los vasos puede ocasionar problemas de salud como infecciones gastrointestinales, alergias respiratorias y enfermedades por contaminación cruzada. Para evitar los peligros asociados con el almacenamiento boca abajo, lo más recomendable es dejar que los vasos se sequen por completo antes de almacenarlos, así como limpiar regularmente las superficies en las que se apoyan.
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