Si vas a la playa o compartes toalla… este remedio casero puede salvarte la cabeza (literalmente)

Una solución natural, barata y eficaz contra un enemigo del verano que casi nadie espera

El mejor remedio para disfrutar de la playa y la piscina, sin perder la cabeza.

El mejor remedio para disfrutar de la playa y la piscina, sin perder la cabeza. / ALEX DOMINGUEZ

Nora Doménech

Nora Doménech

Castellón

Toalla, crema solar, chanclas… todo listo para conquistar la playa o dejarse flotar en la piscina. Pero ojo, hay algo más que se cuela entre las olas y el cloro. Algo pequeñito, discreto… y con ganas de hacerte una visita sin que te enteres.

Y es que el verano no solo es temporada de chiringuitos y siestas eternas. También lo es de ciertos “okupas microscópicos” que encuentran en la humedad, el calor y el contacto humano su escenario perfecto para aparecer sin invitación… y quedarse un rato largo.

Ni el cloro los frena. Ni la sal del mar. Y si compartes toalla, gorra o tumbona, probablemente también estés compartiendo algo más sin saberlo…

La defensa más inesperada está en la despensa

Lo curioso —y hasta gracioso, si no fuera tan molesto— es que la solución no requiere ni productos caros ni fórmulas mágicas. Está ahí, entre el aceite y el arroz. Según Txumari Alfaro, la sabiduría popular lleva generaciones usando un remedio sencillo, casero… y sorprendentemente eficaz.

Solo necesitas tres cosas: vinagre, un peine y 15 minutos de tu tiempo. Nada más.

Este producto tan básico tiene un superpoder: rompe esa especie de “pegamento invisible” con el que los piojos y sus huevos (sí, esas liendres tan puñeteras) se aferran al pelo. Si se usa bien, no solo los elimina: también previene.

¿Te pica la curiosidad?

Porque en verano, nada es lo que parece…

Sol, mar, piscina… y piojos. Aunque suene raro, sí: el verano también es temporada alta para estos bichitos, sobre todo en niños, que se pasan el día compartiendo risas, juegos… y cabezas. El agua, el calor y el contacto cercano crean un entorno ideal para que se propaguen a sus anchas.

¿Por qué piscinas y playas son terreno abonado para ellos?

  • Pueden sobrevivir bajo el agua durante casi 2 horas. Sí, da igual que sea cloro o sal.
  • Contacto físico constante: juegos, abrazos, toallas compartidas… y voilà.
  • Humedad: les ayuda a mantenerse activos y cómodos.
  • Altas temperaturas: aceleran su ciclo vital. Más calor = más piojos.

¿El resultado? Infestaciones exprés que pueden arruinarte las vacaciones en un parpadeo si no vas un paso por delante.

El truco de la abuela que sigue funcionando

¿Y cuál es ese remedio casero que aún funciona como el primer día?

El vinagre. Tal cual. No hace falta más.

🧴 Opción 1: Mascarilla antipiojos

  1. Aplica vinagre directamente sobre el cabello seco.
  2. Masajea bien el cuero cabelludo.
  3. Déjalo actuar unos 15 minutos.
  4. Aclara con agua templada.

🪮 Opción 2: Peine con truco

  1. Empapa una gasa en vinagre.
  2. Colócala entre los dientes del peine.
  3. Pásalo por todo el cabello. La gasa irá atrapando las liendres, incluso las más pegadas.

Este método es una doble victoria: debilita los piojos adultos y afloja las liendres, que son justo lo más difícil de quitar.

¿Por qué el vinagre funciona tan bien?

Gracias al ácido acético, el vinagre disuelve esa sustancia pegajosa que mantiene las liendres aferradas al pelo. Es como desactivar su “superglue” natural. Además, es barato, fácil de conseguir y sin efectos secundarios. No está mal para un producto que usamos para aliñar ensaladas, ¿no?

Consejos extra de Txumari para no dejarles ni una oportunidad

  • Lava con frecuencia peines, gorras, toallas y fundas de almohada.
  • Evita compartir objetos personales, sobre todo en piscinas o campamentos.
  • Si hay infestación, cortar un poco el pelo puede ayudar (no hace milagros, pero facilita el proceso).

Conclusión práctica (y con olor a vinagre)

El verano trae cosas maravillosas: sol, mar, tardes largas… y, de vez en cuando, visitantes peludos no deseados. Pero con una botella de vinagre y un peine, puedes plantarles cara sin complicarte la vida.

¿Lo vas a probar? Compártelo con quien más lo necesite. Porque, al final, lo que nos contaban las abuelas sigue funcionando. Y a veces, hasta en la arena.

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