Animales
El amor está en el mar: las orcas salvajes también saben 'besarse' en la boca
La imagen, obtenida por primera vez en mar abierto, confirma que este mordisqueo de lengua es un comportamiento natural entre cetáceos

La imagen del beso capturada por la cámara submarina de los buceadores / El Día
Claudia Morín
Por primera vez en la historia, una cámara ha captado un beso entre orcas salvajes y Canarias ha participado en este primer registro científico. Se trata de un hecho insólito, pues nunca antes se había observado este comportamiento social, conocido como mordisqueo de lengua, fuera de entornos zoológicos. En concreto, ha sido capturada de casualidad por la cámara submarina de unos buceadores en los fiordos Kvænangen, al norte de Noruega.
Pese a los miles kilómetros de distancia entre el país nórdico y el Archipiélago, el hallazgo –publicado en la revista científica Oceans– ha sido fruto de una colaboración internacional entre investigadores noruegos y Loro Parque Fundación.
En los últimos años, los científicos han centrado buena parte de sus esfuerzos en estudiar el comportamiento social de los cetáceos. La principal razón es que a través de estas investigaciones se puede ayudar a conservar las poblaciones naturales. Es decir, cuanto más se conozca su comportamiento y la forma en la que se relacionan, más rápido se podrá detectar si sufren alguna anomalía o si están expuestos a algún tipo de estrés, como puede ser la presencia humana, el ruido del tráfico de barcos o las actividades de avistamiento.
Un mordisqueo de lengua
Esta secuencia en específico –que puede verse en acceso abierto– muestra a dos orcas manteniendo un contacto frontal prolongado, con movimientos suaves de boca a boca. El gesto, por fin captado en cámara, fue interpretado por los buceadores como un beso. Sin embargo, el director de Loro Parque Fundación y coautor del estudio, Javier Almunia, desvela que se trata de una especie de mordisqueo de lengua «que no tiene nada que ver con el concepto de beso que tenemos los seres humanos».
Aunque no sea una muestra directa de afecto, podría cumplir funciones similares a las de otras interacciones orales documentadas en cetáceos, como las belugas, y sugiere un mecanismo de cohesión social conservado evolutivamente.
50 años de espera
La importancia de haber captado este gesto fuera de un zoológico radica en que se ha demostrado que es un comportamiento natural. Por tanto, no es algo que se haya creado dentro de un grupo de animales bajo cuidado humano. "El hecho de que se haya documentado ahora en la naturaleza, casi 50 años después de su primera descripción en un zoológico, nos permite confirmar que se trata de una expresión natural del repertorio social de la especie", explica.
En este sentido, añade que la grabación subacuática ha sido clave para detectar este comportamiento «sutil y profundamente social», cuya existencia en libertad había sido cuestionada por algunos sectores. Asimismo, el hecho de que sea una actitud recurrente en individuos con orígenes genéticos y geográficos distintos respalda su universalidad dentro de la especie.
Conservar e investigar
Para Almunia, el descubrimiento también refuerza el valor científico de las poblaciones bajo cuidado humano, pues al tratarse de especies marinas altamente móviles y de difícil observación en el medio silvestre, los estudios en espacios cerrados son más efectivos. Esta forma de relacionarse, en concreto, había sido detectada en cautividad hace 50 años. «Los zoológicos de vanguardia tienen que hacer una apuesta por la biodiversidad y por la investigación científica», argumenta. En esta línea, detalla que no solo se debe invertir dinero y recursos en conservar estas especies, sino que también es necesario centrar esfuerzos en obtener información que de otra forma sería imposible.
El artículo científico, titulado A Kiss from the Wild: Tongue Nibbling in Free-Ranging Killer Whales (Orcinus orca), compara el comportamiento en libertad y en entornos zoológicos, pero también subraya la importancia de metodologías subacuáticas para registrar interacciones sociales que no son visibles desde la superficie.
Ciencia ciudadana
En este estudio, además, se ha demostrado que la ciencia ciudadana –aquella que realizan las personas de a pie– tiene un valor interesante, sobre todo, para dar los primeros pasos de investigaciones fundamentadas. En este caso, las imágenes fueron obtenidas por buceadores recreativos y posteriormente validadas por investigadores especializados.
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