Castellón ya ha estrenado los juicios rápidos. Con 35 minutos de retraso, ayer se celebró en el Juzgado de lo Penal número 2 de Castellón el primer juicio por este procedimiento, que contó con la intervención de un intérprete, ya que se juzgaba a un ciudadano rumano. Con una duración de siete minutos, el acusado, al que se consideraba presunto autor de un delito contra la seguridad del tráfico y de otro por desobediencia grave a la autoridad, y acordó su conformidad con los hechos, ya salió de la sala de vistas con la sentencia bajo el brazo.

Los hechos que se le imputaban ocurrieron el 30 abril, cuando el acusado, Emanuel T. M., de nacionalidad rumana, conducía un coche que, al parecer, era prestado por la avenida Ferrandis Salvador. Cuando se encontraba a la altura del cruce con el Camí La Plana se dio contra el bordillo y se salió de la calzada, causando unos daños en el vehículo que no han sido reclamados por el propietario del mismo. Hasta allí se desplazó la policía y el joven se negó a someterse a la prueba de alcoholemia, por lo que le advirtieron de que podía incurrir en un delito de desobediencia grave a la autoridad. Entonces aceptó, pero soplando mal intencionadamente.

EL ACUSADO SE CONFORMA

A pesar de que cuando se celebró la preparación de este juicio, el pasado viernes en el Juzgado de Instrucción número 3 de Castellón, el acusado no mostró su conformidad con la acusación formulada por el fiscal, por lo que citó para que se celebrara juicio rápido en ese juzgado de lo Penal, ayer el Ministerio Público y la defensa presentaron un escrito conjunto y él reconoció los hechos. Fue condenado a arresto de ocho fines de semana por el delito contra la seguridad del tráfico y a seis meses de prisión y privación del carnet de conducir durante un año y un día por el delito de desobediencia grave a la autoridad, con la atenuante analógica de alcoholemia.

SENTENCIAS CONDENATORIAS

Tras este juicio rápido, se celebraron otros dos, el primero de ellos según la antigua Ley de Enjuiciamiento Criminal, ambos con sentencias condenatorias para los acusados, todos ellos de nacionalidad rumana.

Los hechos que se imputaban a los tres acusados del primer juicio, uno de los cuales no compareció, ocurrieron el 18 abril del 2003, sobre las 19.10 horas, cuando los tres ciudadanos rumanos entraron en el desguace La Magdalena, tras saltar la valla, y fueron sorprendidos mientras cargaban los efectos en una furgoneta. Por estos hechos, el fiscal les acusaba de un delito de robo con fuerza en las cosas en grado de tentativa y solicitaba una pena de 11 meses de prisión. Por su parte, la defensa solicitaba la libre absolución de sus clientes, que ayer declararon que simplemente habían ido allí "a mirar" y se dieron cuenta de que "no había nada importante", y negaron que quisieran robar nada, a pesar de que fueron sorprendidos por la policía. Fueron condenados por el ese delito a 240 días de multa a razón de tres euros cada día.

El último juicio rápido celebrado también contó con la asistencia de un intérprete. Los hechos probados ocurrieron el 30 de abril, cuando el acusado iba por la calle Pablo Iglesias, cruce con Obispo Salinas, y se puso a forzar el cajetín de una cabina telefónica. No robó nada y causó daños por valor de 480 euros.

PRISIÓN O MULTA

El fiscal le acusaba de un delito de robo con fuerza en grado de tentativa y solicitaba una pena de cuatro meses de prisión o sustitutiva por 240 días de multa a razón de tres euros cada día. El acusado se declaró insolvente, por lo que, a petición de la defensa, el juez le condenó a 120 días de prisión pero suspende la sentencia durante tres años si en ese tiempo no delinque, por si pudiera abonar la multa. En caso de que cometiera algún hecho delictivo, sería condenado a cumplir esa condena y la correspondiente al delito cometido.