Los abogados de la defensa del acusado de matar al futbolista Sebastián Gómez Garrido, Pablo S. T., modificó ayer sus conclusiones y, si en un principio solicitaban la libre absolución de su cliente al considerar que los hechos se habían producido de forma "fortuita", admitieron ayer la alternativa de un delito de homicidio, pero con la eximente completa de legítima defensa.

"El comportamiento de Sebas ese día --dijo la defensa-- no fue el correcto, estaba en el lugar equivocado y a la hora equivocada, igual que Pablo", y destacó de éste que es un policía con 26 felicitaciones públicas.

SIN ACCIDENTALIDAD

El Ministerio Público, por su parte, mantuvo la calificación de homicidio con eximente incompleta de legítima defensa y la atenuante de confesión, por lo que solicita una pena de cinco años de prisión.

"El acusado sí quería matarlo (refiriéndose a Sebas) para evitar ser golpeado, porque temía por su vida, pero no se le disparó accidentalmente cuando intentó quitarle el arma", explicó el fiscal para explicar su tesis de homicidio con eximente incompleta de legítima defensa.

"NO HUBO PROPORCIÓN"

Si el acusado se hubiera defendido con una fuerza proporcionada "hubiera sido legítima defensa, pero no hubo proporción", añadió el representante del Ministerio Público, que incluye la atenuante de la confesión, pues como declaró el policía que estaba al frente del operativo de noche de la comisaría de Castellón aquel 26 de agosto del 2001, si no se hubiera entregado lo hubieran tenido "muy difícil para encontrarlo".

Por su parte, la acusación particular, que en un principio consideraba que los hechos podían ser constitutivos de un delito de alevosía, tras los informes periciales y comprobar que no hubo alevosía, mantiene un delito de homicidio pero sin eximente de legítima defensa ni arrepentimiento espontáneo.

"SIN AGRESIÓN PREVIA"

"Si Sebas, que pesaba lo que pesaba y medía lo que medía (en relación a que su altura era de 1,99 metros y pesaba más de 100 kilos) agredió varias veces al acusado, ¿dónde están las lesiones? no presentaba ni un hematoma", dijo el letrado, recordando las declaraciones de los forenses acerca de que el acusado presentaba lesiones "de poca gravedad traumática".

"El que Sebas se levantara y fuera tras él era una amenaza, no una agresión previa, necesaria para que exista legítima defensa", dijo el abogado de la acusación particular, que manifestó que "se entregó a la policía tras urdir una estrategia y urdir su confesión".

"Se cambió antes de entregarse, si sabe, como funcionario de policía, de la importancia de la ropa manchada de sangre, ¿por que no la llevan?", añadió.

"ADOPTEN LA PENA MÁS JUSTA"

Tras las partes, el acusado, acogiéndose a su derecho de última palabra, se dirigió a los componentes del tribunal popular que le juzga por estos hechos, a los que solicitó, entre sollozos, que adopten la decisión "más justa".

"Tengo 45 años, 24 de ellos en la profesión de policía, 24 años defendiendo los derechos de los ciudadanos; hoy (ayer para el lector) me están juzgando por un hecho que nunca he buscado ni provoqué ni pensé que tuviera tan lamentable final", dijo Pablo S. T.

Se trata de un hecho, añadió el acusado, que "a cualquiera de los aquí presentes les puede ocurrir y tal vez no tengan la suerte de poder contarlo como yo. Me he quedado sin trabajo, con obligaciones que tenía, con dos hijos... Pido a Dios que les ayude y tomen la decisión más justa".