El tribunal basa su condena en la "estremecedora" declaración de la víctima y de su hijo, que vivieron atemorizados desde 1993 hasta el 17 de marzo del 2002, fecha en la que la mujer se armó del coraje suficiente para denunciar a su esposo. Y en contra de las tesis del acusado, la Audiencia dice que las amenazas que profirió a su exmujer fueron "graves y continuas". Según fuentes judiciales, en una ocasión, el procesado, quebrantando la orden de alejamiento, fue al encuentro de su exmujer y exhibió un encendedor que simulaba ser una pistola, lo que acrecentó aún más el miedo de la víctima