Qué ocurrió en la mañana del pasado 24 de julio en el interior del primer piso del número 13 de la calle San Juan de Alcal de Xivert? La respuesta sólo la tiene Eleuterio Bellver, quien permanece ingresado en prisión tras ser detenido ese día, acusado de matar a cuchilladas a su pareja, Amparo Ebrí, con la que convivía en ese domicilio.

Cerca de un año después del crimen --cuyo móvil pudieron ser los celos, pues Bellver, supuestamente, pensaba que su pareja estaba distante con él hasta el punto de que creía que podía tener otra relación, y además, parece que no quería que trabajase y se ocupase más de él--, todavía han sido solicitadas la práctica de diligencias sobre el estado de salud mental del acusado, pues su defensa no descarta que pudiera haber padecido algún tipo de transtorno.

Los hechos que se le imputan a este vecino de Alcal sucedieron sobre las nueve de la mañana del 24 de julio. Al parecer, según indicaron fuentes cercanas la caso, días antes habían discutido porque él quería que ella no trabajase y se ocupara más de él.

Esa mañana, la pareja desayunó. Y según declararon en el juzgado que instruye el caso, a los guardias civiles que le trasladaron hasta el cuartel tras su detención por estos hechos, Bellver les confesó que "había tenido malos pensamientos" y que había pensado en acuchillar a su novia el mismo día del crimen, según las mismas fuentes.

Celos

Además, les dijo que se lamentaba de la muerte de Amparo Ebrí y les contó que ese mismo día le había preguntado a su pareja si había salido con otro. Por esos supuestos celos, el acusado afirmó haber tenido esos malos pensamientos y para evitarlos se fue a la ducha, donde ella le lavó el pelo, pero tras la ducha, según estas fuentes, a Bellver --que tras los hechos comentó en estado de shock que se le cruzaron los cables y que no sabía qué es lo que le había pasado-- le volvieron los mismos pensamientos.

Tras la ducha

Amparo Ebrí fue acuchillada cuando llamaba a su trabajo para avisar de que ese día no iría dado el estado de nerviosismo de su pareja. Cuando se dio cuenta de lo sucedido, Bellver llamó al centro de salud, pero ella había fallecido cuando llegó la médico, que, posteriormente, declaró en el juzgado que el acusado estaba orientado y que fue ella quien llamó a la policía.

Por estos hechos, se enfrenta a 20 años de prisión, pena que solicitan tanto el fiscal como la acusación particular, que le acusan de un delito de asesinato.

Por su parte, aunque la defensa admite que a su cliente se le podría imputar un delito de homicidio, por lo que aceptaría una pena de 10 años de prisión, recurrió en apelación a la Audiencia Provincial contra un auto del Juzgado número 3 de Vinar²s que denegó que Bellver se sometiera a otro informe psiquiátrico. Al mismo se opusieron fiscal y acusación particular al creer que no era necesario porque el médico forense que le examinó en su momento no le detectó enajenación mental.

De ese modo, si se le practicaran, en función de los resultados de los informes psiquiátricos, la defensa podría solicitar alguna circunstancia eximente o atenuante.