Desde el momento en que se apeó del camión, Santiago Mero supo, por sus gritos desesperados, que los niños aún estaban vivos. Y no lo dudó. "Dirijimos los extintores hacia el fuego, pero era inútil, porque se reavivaba. Decidimos arrancar la puerta y con una navaja que me prestaron me lancé dentro, corté el cinturón de la sillita y tiré de la niña. Luego fuimos a por el chaval. Parecía que se lo iba a tragar el fuego, hasta que otro compañero logró arrancar la puerta y lo sacamos", recordó ayer tarde.

Este es el relato del hombre convertido en héroe a su pesar. El conductor, que lleva un furgón de una empresa de mensajería, contempló el suceso a escasos metros. Se apeó de su vehículo con su extintor y el chaleco reflectante. En su hazaña le ayudaron varios viajeros, pero sólo él se atrevió a desafiar la violencia de las llamas.

A través de un portavoz de su empresa, hizo saber que se sentía muy apesadumbrado porque "no había podido salvar a los padres". Santiago se identificó con ellos. "Tengo una hija de 4 años casi igual que la pequeña que sacamos. Es su misma foto", reconoció.

Extintor sin carga

Una vez salvados los niños, intentó sacar a sus padres, Fulgencio y Mariví, pero era consciente de que ya habían "muerto abrasados". Y los extintores se habían quedado sin carga.

Santiago vivió la certeza de que se iba a producir el accidente. "Por el retrovisor vi que un coche iba en mi misma dirección, pero en la calzada contraria, esquivando coches y empecé a hacerle luces". Luego vió acercarse al Renault y se "pegaba el cebollazo ".

No quiere homenajes

El Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid le llamó para darle las gracias y le comunicó que pensaba concederle una medalla. La dirección de su empresa también anunció una recompensa, pero él no cree que se merezca nada. "A esa familia es a la que hay que ayudar", dijo al defensor.