Impotencia, rabia, resignación... son algunos de los sentimientos, todavía confusos y contradictorios, que ayer mantenían los jóvenes dueños de la joyería que en la noche del lunes fue asaltada por dos individuos de tez morena que en dos golpes con un objeto contundente (maza o hacha) reventaron uno de los escaparates del establecimiento, llevándose lo que pudieron sacar por el agujero en el cristal blindado.

"No sabemos ya qué hacer", señalaba Antonio Marín que junto con su mujer Mar regentan el comercio Marval Joyeros. Tras el atraco a mano armada que padecieron en marzo del 2002, se adoptaron todas las medidas preventivas posibles para evitar hechos de tales características.

Han instalado doble puerta de seguridad, cristales blindados en escaparates, sistema de alarma; incluso se restringe el acceso de personas y también se han colocado bolardos en las aceras para evitar el método del alunizaje... "y cuando todo parece que esta controlado, te salen dos locos con una maza y rompen el cristal del escaparate; siempre hay situaciones que no se pueden prever".

El matrimonio mantenía ayer una actitud muy serena. Tal vez por hecho de no haber armas por medio o por haber padecido una situación similar hace dos años, los jóvenes habían asumido el hecho sin la conmoción que produjo la situación anterior y casi con el convencimiento que se trata de un tributo que deben pagar como ocurre con cualquier otro compañero de profesión.

La Guardia Civil sigue investigando. Ayer sobre medio día estuvieron de nuevo en el lugar de los hechos, con nuevos trámites y papeleos. No hay resultados pero parece que las pistas que se tienen, con los datos del vehículo en el que los autores se dieron a la fuga y sus propias características físicas ya que actuaron con el rostro descubierto y fueron vistos por varias personas, podrían llevar a un resultado positivo.

Sin confianza

Pero los dueños han perdido la confianza. Fueron muchos los trámites realizados en el 2002 y nulos los resultados. Anoche incluso se negaron a abrir las puertas a agentes de la investigación.

El alcalde de Segorbe, Rafael Calvo, visitó ayer la joyería para dar ánimos a los propietarios. Calvo subrayó que por parte de la Policía Local no se pudo hacer más de lo que se hizo, ya que en dos minutos acudieron a la llamada de socorro y posteriormente batieron la zona en busca de los autores. Remarcó que como consecuencia de este robo había notado en algunas personas un repunte de los sentimientos xenófobos y racistas.

3.000 euros en joyas

Fuentes de la investigación han señalado que el valor de lo sustraído apenas alcanza los tres mil euros y al dueño se le plantea ahora la disyuntiva de reclamar o no al seguro ya que en caso afirmativo se podría ver en la situación de que la casa aseguradora no le renueva la póliza por haber coincidido dos robos en el mismo establecimiento.