La mujer del portero de una finca de Madrid asesinado el 24 de enero del 2003 de un tiro en la cabeza, crimen atribuido al asesino de la baraja, testificó ayer en el juicio que se celebra contra Alfredo Galán que su hijo presenció el crimen cuando tenía dos años y "sigue muy afectado".

"No lo ha podido superar, el niño siempre me dice que entró un señor que estaba muy enfadado y decía palabrotas", agregó la esposa del portero Juan Francisco L., Elena del Carmen C.M., en la segunda sesión de la vista oral que se celebra en la Audiencia de Madrid.

La mujer relató que cuando llegó a su domicilio se encontró la puerta abierta, sin haber sido forzada, a su marido boca abajo y "al niño llorando sentado al lado de él en una mesa".

"Le pregunté qué había pasado y me dijo: mi padre se cayó y no quiere levantarse", concluyó Elena del Carmen, quien también explicó que el menor se encuentra en tratamiento psiquiátrico. Además, dijo que el niño "en sus juegos se refiere exclusivamente a asesinatos" y señaló que, aunque han pasado dos años, "no se le ha olvidado".

El exmilitar Alfredo Galán, quien en julio del 2003 se inculpó de los crímenes atribuidos al asesino de la baraja y posteriormente se retractó, se negó a declarar en el primer día del juicio.

El fiscal reclama para el acusado 151 años y dos meses de cárcel. A Galán también se le atribuye la muerte en una parada de autobús de la Alameda de Osuna de Juan Carlos M.E., así como la de Mikel J.S. y Juana Dolores U.L. ese mismo día en el bar Rojas de Alcalá de Henares (Madrid).

Los abogados de las acusaciones solicitaron ayer que Galán se quitara la gorra que le cubre prácticamente todo el rostro, lo que no fue aceptado por el magistrado presidente de la sala, Miguel Hidalgo, quien dijo que éste "tiene derecho a preservar su propia imagen".