Una mujer de nacionalidad brasileña que reside en Almassora se enfrenta a una pena de 10 años de prisión, acusada de robar y asestar cinco navajazos a la que había sido su pareja durante cinco meses, vecino de aquella localidad, y al que tenía prohibido acercarse por una orden judicial.

Los hechos sucedieron el 17 de mayo y, según el escrito de acusación del Ministerio Fiscal, Lucía A. V. --que ayer se sentó en el banquillo de los acusados de la sala de vistas de la Sección Segunda de la Audiencia-- metió la mano por dentro de la puerta de la vivienda de su excompañero, pues uno de los cristales estaba roto, y se apoderó del teléfono móvil. Al llegar su expareja, le dijo que le devolviera el móvil y tras recriminarle que estuviera allí y que se marchara, ella con un cuchillo le asestó cinco navajazos que le afectaron a la cara, a un dedo y al abdomen. Como consecuencia, los médicos tuvieron que ponerle casi 30 puntos de sutura, 20 de ellos en la cara. Como secuelas le han quedado varias cicatrices.

Posteriormente a ese día, volvió a la casa, a pesar de que sobre ella ya pesaba una orden de alejamiento. Por estos hechos, el fiscal le acusa de un delito de lesiones con la agravante de alevosía, por el que solicita una pena de seis años de prisión; y de un delito de robo con violencia, por el que pide 4 años, o alternativamente un delito de allanamiento de morada, por el que también solicita una pena de 4 años de prisión, multa de nueve meses a 12 euros diarios y una falta de hurto. Respecto a las indemnizaciones, pide que abone a la víctima 1.000 euros por los días que estuvo incapacitado, otros 18.000 euros por las secuelas, 128 euros por el móvil y 92,21 euros por los daños a la puerta, pues, presuntamente, le rompió el cristal de la misma anteriormente a estos hechos.

DECLARÓ CON INTÉRPRETE Por su parte, la defensa solicita la libre absolución de su cliente, que declaró con la asistencia de una intérprete, a pesar de que su ex y otro vecino de Almassora con el que había residido manifestaron que entendía bien y hablaba nuestro idioma. La acusada manifestó que las lesiones que parecía la víctima se debieron a una pelea mutua entre ambos --quienes incurrieron en contradicciones-- motivada porque él no la dejaba marcharse y que ella también tuvo que ser asistida de lesiones en el Hospital General de Castellón.