El policía local de Premi de Mar (Barcelona) Juan Antonio Granadal Garrido fue condenado por la Audiencia de Barcelona a 20 años de prisión por el asesinato de su esposa, María del Mar Miñana Adell, crimen que cometió en el domicilio del matrimonio el 23 de julio del 2003.

La sentencia también condena a Granadal Garrido a la inhabilitación absoluta y privación de derecho a la patria potestad de sus dos hijos menores y a pagarles una indemnización de 250.000 euros. La Audiencia también le ha prohibido volver a Premi de Mar y acercarse a menos de 1.000 metros de sus propios hijos, los padres y el hermano de la víctima durante un periodo de cinco años después de haber cumplido su condena, o en el caso de que en el futuro tenga algún permiso penitenciario. Igualmente, el condenado no podrá comunicarse con estas personas por ningún otro medio.

La sentencia señala que Juan Antonio Granadal Garrido disparó a su mujer con su arma reglamentaria cuando se encontraba durmiendo en el sofá del domicilio del matrimonio, pero que la bala no acabó con su vida y entonces la golpeó con un objeto contundente hasta matarla.

El pasado 4 de mayo un tribunal popular de la Audiencia de Barcelona declaró, por unanimidad, culpable de asesinato a Juan Antonio Granadal, quien, tras matar a su mujer, la descuartizó y ocultó los restos en unas jardineras. El jurado consideró que no era creíble la versión del acusado, que en su declaración explicó que había matado a su esposa accidentalmente al disparársele el arma reglamentaria mientras la limpiaba.

El jurado recordó en el veredicto emitido que la autopsia reveló que la mujer había muerto tras recibir al menos tres golpes en la cabeza y no por el disparo, que le alcanzó sólo el brazo.

PREMEDITADO Para el tribunal popular, el acusado cometió el crimen de forma premeditada, ya que, según se desprende de las declaraciones de los testigos, empezó a justificar la ausencia de su esposa ya días antes del homicidio. También cree probado el tribunal que el procesado nunca tuvo la intención de entregarse a la policía, por lo que descarta que se pueda aplicar la atenuante de confesión.