La tristeza, la rabia y el dolor embargaron ayer a los vecinos de Cabanes. La localidad acogió una jornada de luto oficial por el parricidio del lunes, en la que también se celebró el funeral de Fermín Ribes, el joven que mató a su esposa de dos tiros y luego se quitó la vida.

Numerosos vecinos despidieron los restos mortales de Fermín, que contrariamente a lo habitual llegaron directamente desde el tanatorio a la iglesia parroquial de San Juan Bautista, donde aguardaban su madre, familiares, amigos. Portados a hombros por sus amigos y compañeros, los restos del joven fueron conducidos al cementerio municipal donde recibieron sepultura en medio de la emoción contenida de los asistentes y de las lágrimas de los familiares que dieron el último adiós al joven. Sin embargo, las exequias fúnebres fueron escenario de sentimientos encontrados, ya que muchos no pudieron evitar recordar que fue él quien mató a su mujer antes de quitarse la vida.

Tras la celebración de las exequias fúnebres, en las que el cura párroco tuvo sentidas palabras en memoria del joven, que deja este mundo a los 29 años, y en especial de condolencia y ánimo para con su madre.

Las autoridades locales, entre ellas el alcalde, Artemio Siurana, manifestaron el más sentido pésame a los familiares del joven fallecido la noche del lunes.

Desde Castellón, el teniente coronel de la Guardia Civil, José Manuel Díez Cubelos, señaló ayer que a la hora de explicar el parricidio hay que tener en cuenta que pudo estar derivada solo por "la reacción de una persona que estaba enferma psíquicamente".