La Guardia Civil está investigando a fondo a la treintena de vecinos del pueblo de Fago (Huesca), en busca del asesino del alcalde de la pequeña localidad, Miguel Grima, fallecido en una emboscada la noche del pasado viernes. Los agentes, que empezaron el lunes a interrogar a todos los residentes en el pueblo, han tomado muestras de saliva, sangre y cabello de las personas con las que la víctima había mantenido pleitos o enfrentamientos públicos. La Guardia Civil, en otra demostración de que ha centrado sus investigaciones en el vecindario, se ha incautado también de todas las armas de los numerosos cazadores de la población.

Miguel Grima mantenía numerosos contenciosos con sus vecinos por la negativa a empadronar a nuevos residentes o el cumplimiento de las ordenanzas municipales. El viernes, según la Guardia Civil, uno o varios desconocidos le obligaron a detenerse colocando piedras en una curva de la carretera. El cadáver del alcalde fue hallado con cuatro impactos de postas en el pecho y su coche fue localizado el domingo, en una pista de tierra a 12 kilómetros del lugar, con la ventanilla del conductor rota y varios golpes en el capó.

Las investigaciones se han desarrollado como si la Guardia Civil hubiese encontrado en el coche muestras que pudiesen servir para identificar a los presuntos asesinos. Al mismo tiempo que los agentes toman muestras que permitan extraer el ADN de los vecinos del pueblo, así como la declaración a los ediles de los pueblos de la comarca de la Jacetania, los agentes han peinado concienzudamente el vehículo y aún ayer lo mantenían en el lugar donde fue hallado, bajo vigilancia permanente y con un amplio perímetro acordonado.

El cuerpo de Miguel Grima fue sepultado ayer en el cementerio de Sabiñánigo, el pueblo natal de su mujer. Los familiares quisieron incinerar el cadáver, pero el juez ha prohibido la cremación por si la investigación exigiese exhumar los restos.