La localidad onubense de Beas dio ayer tarde el último adiós a Francisca Paredes, la vecina de 59 años que falleció el jueves como consecuencia del traumatismo craneoencefálico que le causaron los martillazos que recibió del que era su pareja sentimental, José B.F., de 67 años.

Hasta la parroquia de San Bartolomé se acercaron sobre las 18.00 horas cientos de vecinos para asistir al funeral en memoria de su paisana y acompañar y dar el pésame a sus familiares y amigos. Poco después, sobre las 18.15 horas llegaba el féretro con los restos mortales de Francisca, procedente del tanatorio de la capital onubense, acompañado por sus familiares y comenzaba el funeral, que fue oficiado por el párroco de la localidad, Rafael Benítez Arroyo.

Al finalizar el acto religioso, numerosas personas quisieron acompañar al féretro desde la iglesia, en la Plaza de España hasta el cementerio, donde Francisca recibió sepultura.

Esta mujer y José B.F., ambos viudos y con hijos de relaciones anteriores, iniciaron su unión hace cuatro años y convivían desde hacía tres, hasta el crimen. Éste, al parecer, estuvo motivado por un ataque de celos, ya que el agresor sorprendió a su pareja cuando dormía la siesta y con un martillo le asestó distintos golpes que le produjeron un traumatismo craneoencefálico que le causó la muerte, según ha revelado la autopsia. Fue José B.F. quien se entregó a la Guardia Civil y ayer pasó ante el juez.

Por la mañana, la Plaza de España fue sede de una concentración silenciosa, convocada por la Asociación de Mujeres de Beas, que leyeron un manifiesto.