Agentes del Cuerpo Nacional de Policía han detenido a 27 personas en Valladolid y a otras dos en Barcelona, todas ellas de nacionalidad rumana, como supuestos integrantes de una red que se dedicaba a la falsificación de tarjetas de crédito y otros documentos, y al tráfico de drogas. En la operación, denominada "Campeón", se han desmantelado tres talleres en los que se elaboraban las tarjetas falsificadas y se han desarrollado once registros en diferentes inmuebles para localizar, entre otros efectos, un lector de tarjetas de chip, según explica la Policía en un comunicado en el que añade que es la primera vez que se halla uno de estos aparatos en estas redadas.

Al parecer, el lucro de esta actividad delictiva se producía con la utilización de las tarjetas en establecimientos exclusivos y el alojamiento en hoteles de lujo. Los agentes han localizado en los registros 300 tarjetas de crédito falsificadas, numerosos documentos de identidad falsos y "gran cantidad de efectos de elevado valor" que los supuestos defraudadores adquirían con las falsificaciones, apoyados también por documentos de identidad falsos. Además de estos efectos los agentes se han incautado de otros cuatro lectores de tarjetas de crédito, 15.400 euros en efectivo, 540 libras esterlinas y "gran cantidad" de documentos bancarios para cometer estafas.

La operación se ha desarrollado por la Brigada de Delincuencia Económica de la UDEF Central y las Jefaturas Superiores de Castilla y León y Cataluña a raíz de otra actuación policial realizada en Barcelona a principios de febrero, cuando detuvieron a otras once personas que realizaban similares prácticas ilícitas. Según la Policía, la organización criminal contaba con diversos proveedores de numeraciones en España, así como en Estados Unidos, Ucrania y Rumanía, quienes lograban los datos de las tarjetas de crédito sin que, en la mayoría de las ocasiones, se detectara su copiado hasta el momento en que se habían realizado numerosas operaciones fraudulentas.

Los proveedores de numeraciones contactaban a su vez con otras personas que, mediante el uso de los dispositivos electrónicos e informáticos adecuados, operaban y materializaban las falsificaciones sobre los soportes adecuados que otorgaban apariencia real a las falsas tarjetas. Dentro del grupo que actuaba desde Valladolid habían constituido dos equipos independientes entre sí, pero con la misma finalidad delictiva.

Una vez completado el proceso de falsificación, las tarjetas eran distribuidas entre diferentes personas del equipo que actuaban como "pasadores", quienes realizaban las compras en establecimientos comerciales e incluso extraían dinero en efectivo de cajeros automáticos. En concreto, adquirían efectos electrónicos de elevado valor, así como bolsos, ropa y joyas de marcas exclusivas, en algunas ocasiones encargados desde Rumanía. Estos grupos se caracterizaban también por otro tipo de delitos tales como la falsificación de documentos de identidad y las estafas bancarias a través de métodos como el "phising" -de suplantación-, además de actividades relacionadas con el favorecimiento de la prostitución y el tráfico de estupefacientes.