Gennadios Petrov y otros tres capos de la mafia rusa movían todos los hilos desde España. Vivían plácidamente en chalets de lujo situados a orillas del Mediterráneo, desde donde blanqueaban el dinero procedente de los negocios turbios que sus subordinados llevaban a cabo en Rusia. Pero dos años de investigaciones de las brigadas especializadas en crimen organizado dieron ayer su fruto, cuando los cuatro capos y 16 personas más fueron detenidos en cuatro provincias. Según la fiscalía anticorrupción, la macrooperación, en la que participaron más de 300 agentes, conlleva la desarticulación de la mayor organización delictiva del mundo.

La banda, denominada Tambovskaya-Malysheskaya, estaba formada por individuos procedentes de Moscú y San Petersburgo, con una estructura perfectamente jerarquizada. Sus dirigentes incluso fueron compañeros de banda en su juventud y ahora compartían el poder.

El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, destacó que se trata de la primera vez que se prueba que existe una verdadera "mafia rusa" como tal, organizada y estructurada. Interior no fue tan lejos como la fiscalía, pero sí consideró la organización como una de las cuatro más importantes del mundo.

CONJUNTAMENTE La tarea principal de los detenidos en Málaga (10), Alicante (4), Mallorca (4) y Madrid (2) era dirigir la organización y blanquear el dinero procedente de múltiples actividades delictivas. Los investigadores piensan que desde España coordinaban operaciones de tráfico de armas, drogas, contrabando de cobalto y tabaco y extorsiones, y además ordenaban palizas e incluso asesinatos.

En cuanto al blanqueo de dinero, disponían de varios asesores jurídico financieros que trabajaban casi exclusivamente para ellos. De hecho, entre los 20 detenidos figuran dos abogados españoles. La actividad de estos asesores consistía, según la nota de la fiscalía, en "integrar" en el sistema financiero, regular el dinero procedente de la actividad criminal mediante tránsitos dinerarios de y hacia paraísos fiscales radicados en Chipre o Letonia, así como ampliaciones de capital y préstamos intersocietarios entre sociedades pantalla, a través de múltiples testaferros.

La operación, denominada Troika, permitió el bloqueo de un total de 12,5 millones de euros repartidos en tres cuentas bancarias. Y, en la treintena de registros en viviendas y empresas se incautaron 200.000 euros, así como coches de lujo y documentación "esencial", según Interior.

La investigación, que ha sido coordinada por el juez Baltasar Garzón, comenzó en el 2006 con el seguimiento de los cuatro principales detenidos, considerados en algunos casos como avtoritiety (máximas autoridades criminales) y en otros como vor v zakone (ladrón de ley). Se cree que el jefe máximo era Gennadios Petrov, detenido en Calvià (Mallorca), y que justo por debajo de él estaba Vitali Idrilov, arrestado en Alicante.

De hecho, este último ya fue capturado en el 2005 en la última gran operación contra la mafia rusa, denominada Avispa, pero se encontraba en libertad provisional. Había reorganizado su entramado financiero hasta tal punto que vivía con toda clase de lujos pese a tener intervenidos sus bienes. En la investigación colaboraron el FBI y policías de Suiza, Alemania y Rusia.