Un perturbado que amenaza con hacer volar el edificio donde vive con dos bombonas de butano --como ocurrió la semana pasada en la calle San Mateo de Castellón--, un atraco a un banco con rehenes, un secuestro en el que se pide un rescate o un empresario que recibe cartas de extorsión... Son situaciones de alto riesgo que se pueden dar todos los días, pero que solo personas muy bien preparadas, grandes profesionales, pueden afrontar y resolverlas con éxito.

Este es el caso del negociador. Una figura representada en Castellón por dos agentes del Cuerpo Nacional de Policía cuya formación psíquica y su personalidad forman una combinación letal para delincuentes extremadamente peligrosos, aquellos que no valoran ni sus vidas ni tampoco las de los demás... Además, la Policía Nacional también cuanta con un grupo especializado de atención al ciudadano, la sala del 091, cuyos efectivos deben lidiar cada día con decenas y decenas de personas que amenazan con suicidarse, con matar a su familias o con cualquier otra situación que los especialistas deben abordar con absoluta calma y serenidad.

Tal y como explicaba el inspector jefe del Cuerpo Nacional de Policía, Arcadio Badenes, “el perfil del negociador es una persona dotada de habilidades sociales, gran improvisadora, empática --que se ponga en el lugar del delincuente--, socialmente cálida y emocionalmente fría”. Y añadió: que “el negociador es un manipulador que a veces persuade y otras disuade, conocedor de las técnicas policiales, con una sólida experiencia y capaz de resolver cualquier incidente con rehenes sin que se produzcan víctimas en ninguno de los dos bandos”.

Y es que en situaciones de crisis la Policía Nacional tiene dos opciones: Una intervención directa (golpear con la mano derecha) o intentar una negociación para solucionar el problema, lo que se conoce como actuar con mano izquierda. En este sentido, la segunda es un acción limpia, eficaz, con menos riesgos y con más beneficios. “Especialidad e inmediatez. Esas son nuestras premisas. Por eso hace falta tener un equipo formado que pueda actuar rápidamente”.

GESTIONADOR DEL MIEDO // El episodio que vivió la capital esta semana, en la que un vecino de la calle San Mateo, 120, V.N.R., de 37 años, amenazó con volar su finca con dos bombonas de butano conectadas a un regulador con un trozo de tubo y un mechero, mientras estaba atrincherado en su piso durante cuatro horas, desde las 3.00 hasta las 7.00 horas, sin querer abrir la puerta, es el más claro ejemplo de la necesidad de un agente con dotes en psicología. “Es básicamente la labor de todo policía”, explicaba Badenes, “porque situaciones de riesgo se dan cada día”. Y es que en este caso concreto fue una agente de la sala del 091 quien mantuvo en el teléfono al atrincherado y le convenció para que accediese a abrir.

“El policía, en este caso, gestiona el miedo que sienten tanto el delincuente como las víctimas, debe inspirar confianza a las dos partes, sin olvidar que nuestro fin es solucionarlo deteniendo al malo”.

800 auxilios a la semana // La rápida actuación del Cuerpo Nacional de Policía en casos límite es fundamental, tal y como explicó el inspector jefe Arcadio Badenes. “El ciudadano debe llamar al 091, y evitar centros intermedios, si es posible, como el 112; porque la eficacia policial depende mucho del tiempo. Es vital que llamen directamente”, dijo.

La sala del 091 de Castellón recibe una media de entre tres y cuatro avisos de suicidio a la semana, en los que el policía debe mediar y negociar. En una semana esta sala registra alrededor de 800 peticiones de auxilio solo en la capital. H