Un hombre que asegura ser sacerdote y hablar “en nombre de la Virgen” ha sido juzgado en Valencia por haberse quedado con dinero y propiedades de los seguidores de su congregación, a través de la que realizó numerosas operaciones inmobiliarias eludiendo el pago de hasta 386.139 euros a Hacienda.

El acusado, conocido como “el padre Ángel” entre los miembros de la Junta de la Esclavitud del Sagrado Corazón de Jesús, reconoció que nunca declaró una compraventa ni sus rentas personales porque creía que estaba “exento” de las obligaciones tributarias al ser una persona “religiosa”.

El Arzobispado de Valencia, según confirmó en el juicio uno de sus tesoreros, no le ha reconocido como sacerdote, si bien él asegura que fue ordenado a finales de los años ochenta por la hermandad de Toulouse (Francia).

Según relató, poco después de ser “ordenado” se instaló en Alzira, donde el día 15 de cada mes, subía a un monte para que la Virgen María hablara a través suyo.

Posteriormente, en el año 1992, fue nombrado presidente de la citada Junta de la Esclavitud, y a través de ella realizó numerosas operaciones inmobiliarias que culminaron con la compra de un convento en Picassent al que sumó miles de metros cuadrados de campos anexos.

Entre 1996 y 1998, el acusado compró cinco apartamentos en Gandia que revendió obteniendo beneficios, sin declarar ni la compra ni la venta. También compró dos pisos en Valencia a dos mujeres que pasaron a ingresar en su movimiento religioso como internas y los revendió posteriormente. El dinero para estos pagos los obtuvo a través de préstamos personales que pedían sus feligreses a los bancos. “Los fieles pagan porque todo es de ellos”, dijo.

Todas estas operaciones, para las que abrió cuentas bancarias en cinco entidades financieras, se hicieron para pagar y “expandir” el convento, y puestas a su nombre porque sus seguidores lo decidieron y aceptó “por caridad”.

“Nunca he presentado ninguna declaración ni personal ni de la asociación, nunca me dijeron que tenía que hacerlo. Podrán llamarme iluso, pero es la verdad, estaba mal informado por mi anterior asesor”, admitió.

Sobre la supuesta estafa económica y religiosa, el instructor de la Guardia Civil encargado del caso tiene una “única” conclusión: “todo era burda mentira”.

FALSOS HECHOS PARANORMALES // “Engañaba a la gente de forma sibilina con hechos paranormales falsos y voces guturales fingidas. Engañó a señoras mayores miserablemente quedándose con su dinero e internándolas en el convento”, relató ante el juez. La Guardia Civil encontró joyas y dinero “en bolsas de plástico” al registrar el convento.

Uno de sus antiguos fieles, que reclama judicialmente una indemnización por el dinero que aportó su madre a la causa, perteneció a la Junta de la Esclavitud durante cuatro años y la abandono al percatarse de que “estaba siendo engañado”.

La acusación particular le imputa los delitos de estafa y apropiación indebida; el fiscal pide ocho años de prisión y 2,3 millones de multa por dos delitos contra la Hacienda Pública. H