Un matrimonio, Antonio Jiménez y Lidón Pons, resultó en la mañana de ayer herido por inhalación de humo después de que se prendiera fuego su vivienda por un cortocircuito, una planta baja ubicada en la calle Juan de Austria, 81, del Grao de Castellón. Las llamas, al parecer, se originaron después de que su hija menor de edad, de 16 años, enchufara un secador de pelo en su habitación y saltaran chispas, lo que provocó el desastre.

Todo comenzó sobre las 7.30 horas de la mañana, cuando la pequeña de la familia, Balma, de 16 años, se disponía a arreglarse para marcharse al instituto Miguel Peris del Grao. Tal y como explicaba su hermana mayor, Elvira Jiménez, a Mediterráneo, “tras ducharse, cogió el secador y lo enchufó en su habitación, y ahí se produjo el cortocircuito que afectó al sistema eléctrico, hasta al cuadro de la escalera”.

EN PIJAMA Y CALZONCILLOS // Elvira relató a este diario que su hermana “lo primero que hizo fue ayudar a mis padres que acababan de despertarse y estaban en la casa en pijama y en calzoncillos”. Y añadió: “Les puso unas toallas en la cara y los sacó ella sola y, después, vino a mi casa a pedirme ayuda porque vivo muy cerca de ellos”. Fue una vecina la que dio aviso a los bomberos municipales de Castellón, quienes en cuestión de minutos acudieron y sofocaron las llamas completamente. Además, la Policía Local acordonó la zona y cortó uno de los carriles de la calle.

El fuego afectó únicamente al piso de la planta baja en un edificio de cinco alturas y ninguna otra vivienda se vio dañada. El denso humo y el calor dañó por completo las seis estancias de la casa, con una superficie de unos 100 metros cuadrados. Al parecer, como relató Elvira, “mi hermana se dejó las puertas abiertas, así que el humo se extendió muy rápido por la casa y el fuego acabó en cuestión de minutos con todo”.

Sin embargo, por fortuna, el incendio no se extendió a otras viviendas de la finca y tampoco fue necesario evacuar al resto de los vecinos, ocho familias, que permanecieron en sus domicilios mientras se prolongaban los trabajos de extinción de los bomberos.

Por su parte, el abuelo materno, Inocencio Pons, indicó que tras esta desgracia “es posible que mi hija, mi yerno y mi nieta se vengan a vivir a mi casa hasta que arreglen todos los daños, que son cuantiosos”. Antonio, Lidón y Balma esperan que el seguro cubra los gastos producidos. H