Según quedó probado en el juicio oral que tuvo lugar en el juzgado de lo Penal 4 de Castellón, la condenada le decía al niño que cada vez que fuera a casa de su padre a Almassora se iba a quedar encerrado con ella en casa, desarrollando el menor estrés, micción nocturna y cambios de humor.

La mujer solía, según la sentencia, proferir amenazas de muerte al menor, le tiraba los juguetes, le hacía sentir solo y abandonado y siempre le repetía que él era el culpable de todos los problemas que ella tenía con su marido, que era el padre biológico del pequeño.

La condenada propinaba patadas y bofetadas al niño, lo tiraba de la cama, le tapaba la cara y boca con una manta dificultándole la respiración, le pinchaba con objetos punzantes y le obligó a tomar cuatro platos de sopa seguidos hasta que el pequeño vomitó.