En el incendio, por fortuna, no hubo que lamentar daños personales pues la panificadora iniciaba a diario su actividad a la 1 de la madrugada.

La empresa da sustento a 29 familias. “Es un verdadero desastre para los trabajadores, para la empresa y para todos, pero hay que intentar levantar la cabeza”, dijo un empleado.

El alcalde, José Ramón Calpe, indicó: “Los propietarios no hace mucho tiempo que adquirieron la empresa, pero, a pesar del varapalo, están decididos a continuar con la lucha y salir adelante”.