El padre acusado de intentar matar a su hijo de cinco años el 23 de febrero del 2011 en l’Alcora, tras enterarse de que su mujer quería separarse, dijo ayer en el juicio que se celebró contra él en la Audiencia Provincial, que quedó visto para sentencia, “no recordar nada” de la noche de autos y que estaba bajo efectos de los tranquilizantes que tomó.

La fiscal pide hasta 14 años de prisión para el acusado por un delito de asesinato intentado con alevosía, mientras que la acusación particular eleva hasta 15 la pena por un delito de asesinato en grado de tentativa. Ambos incluyen los agravantes de parentesco y reincidencia. La defensa reclama la libre absolución de su patrocinado o, si es condenado, que lo sea a nueve meses de prisión por un delito de lesiones.

En el proceso, que se desarrolló en un ambiente de tensión entre los familiares del acusado y los de su mujer, especialmente minutos antes de comenzar la vista oral, el padre relató que ese día hubo una reunión familiar en el domicilio que compartía con su mujer, después de que esta le dijese, el día anterior, que quería separarse y, como estaba algo nervioso, antes de cenar se tomó dos o tres tranquilizantes. Uno de los hermanos asistentes al encuentro decidió quedarse a dormir porque vio al acusado “bastante deprimido”, y cuando llegó su mujer le dio un beso y le dijo que le quería y que todo se arreglaría pronto.

“16 Ó 17 PASTILLAS” // De madrugada, como prosiguió en su relato el acusado, “me desperté con mucha ansiedad, fui a la cocina, me tomé 16 ó 17 pastillas más y me quedé sentado en una silla”.

“A partir de ese momento, no recuerdo nada más, y lo siguiente que vi fueron luces blancas que, imagino, eran del quirófano”, declaró el acusado, que reconoció que fue condenado por agredir a su mujer dos días antes de los hechos, aunque negó que se produjese tal agresión. H