Lianne Smith, la británica que en mayo del 2010 mató a sus dos hijos, de 11 meses y cinco años de edad, en el hotel Miramar de Lloret de Mar (Girona), asegura que lo hizo para evitar que los servicios sociales le quitaran la custodia de los pequeños. Tras la detención de su marido en Barcelona, acusado de abusar de Sarah, una hija mayor de Lianne fruto de un matrimonio anterior, la parricida estaba convencida de que tarde o temprano las autoridades británicas darían con ellos.

Una explicación que ayer se negó a repetir en el juicio que comenzó en la Audiencia de Girona, pero que el fiscal, Víctor Pillado, hizo llegar al jurado mediante la visualización del vídeo con las declaraciones de la acusada ante el juez que instruyó el caso.

Un testimonio demoledor en el que Lianne narra con todo detalle cómo había acabado con la vida de los pequeños: les colocó una bolsa de plástico en la cabeza mientras dormían. El menor, Dani, no se despertó, pero la mayor, Rebecca, gritó y gimió hasta que dejó de respirar. Después, los acostó cuidadosamente en la cama, los tapó e incluso puso junto a ellos un osito de peluche.

“Sabía que estaba mal, pero parecía que lo hacía otra persona”, confesó en las declaraciones que ayer se escucharon en la sala. Tras cometer los crímenes, Lianne intentó quitarse la vida hasta seis veces. Primero con la misma bolsa de plástico con la que había asfixiado a los niños, luego con otra mayor, después se cortó las venas de las muñecas con una cuchilla, más tarde se colgó del cable del teléfono de la habitación, luego intentó estrangularse con un cinturón y, por último, trató de ahogarse en la bañera. H