Gabriel López, vecino del Grao de Castellón, dio su vida ayer para salvar a un niño de 10 años, que se ahogaba en la playa del Pinar, frente al Planetario. Un héroe a quien la mala suerte sorprendió con un golpe de mar que lo empotró contra las rocas de la escollera. El traumatismo craneal lo dejó inconsciente y Gabriel, de 40 años, albañil de profesión y soltero, moría bajo el agua.

La tragedia sobrevino sobre las cinco de la tarde. Gabriel se encontraba en las rocas de la escollera. La bandera ondeaba amarilla y los socorristas de la empresa Intur Sport recomendaron con silbidos a los bañistas que salieran del agua, tal y como detalló el coordinador de este servicio, Jorge Flecha. Una sugerencia que, en concreto, un grupo de niños de entre 10 y 12 años no cumplió.

De repente, los menores, ocultos en el extremo del espigón, comenzaron a pedir auxilio porque uno de los niños estaba en peligro y no conseguían ayudarle a salir del agua. Gabriel fue uno de los primeros en acudir, así como otras dos personas que se encontraban en las inmediaciones, tal como explicaron fuentes de la Policía Local de Castellón.

Este vecino del Grao, en concreto, consiguió sostener al menor en sus brazos y desplazarlo hasta las mismas rocas del espigón, empujándole hasta la superficie. Justo cuando el niño ya estaba a salvo, un golpe de mar empujó a Gabriel hasta las rocas. El grauero recibió un impacto en el cráneo y perdió el conocimiento.

Sumergido bajo el agua, fueron los socorristas, que llegaron a nado, quienes lo rescataron, pero al trasladarlo en una moto acuática hasta la orilla este permanecía inconsciente y sangrando.

Al lugar acudieron efectivos del Cuerpo Nacional de Policía y de la Policía Local, que avisaron a los servicios sanitarios. Fueron los socorristas y la Policía Local quienes, en un principio, le practicaron la reanimación cardiopulmonar. Los médicos del Servicio de Atención Médica de Urgencia (Samu) intentaron reanimarle y todos los efectivos coordinados trataron de salvarle la vida. Gabriel no respondía pese a los intentos desesperados y, al poco tiempo, su corazón dejó de latir. Un héroe moría. H