Un turista madrileño de 67 años murió ayer ahogado en una playa de Orpesa, según confirmaron a Mediterráneo algunos testigos del este suceso, que alarmó a decenas de bañistas que se encontraban en esos momentos dentro del agua y en la orilla.

Todo ocurrió sobre las 13.50 horas, cuando una persona que se encontraba tomando el baño divisó que un cuerpo estaba flotando en el agua, boca abajo. Este ciudadano alertó rápidamente a la Guardia Civil y a los servicios de socorrismo, que, pese a los intentos por salvarle la vida, nada pudieron hacer por él.

Fueron los facultativos desplazados al lugar en un Servicio de Atención Sanitaria Urgente (Samu) quienes trataron de reanimarle, pero los médicos tan solo pudieron certificar su muerte.

El juez de guardia procedió al levantamiento del cadáver mientras la Guardia Civil custodiaba el cuerpo sin vida. Al mismo tiempo, los familiares del fallecido, que fueron avisados enseguida porque también estaban veraneando en Orpesa, mostraron su dolor por la pérdida y no pudieron reprimir las lágrimas.

El cuerpo sin vida de este turista fue trasladado hasta el Instituto de Medicina Legal de Castellón para la práctica de la autopsia que revelará las circunstancias reales de la muerte.

Cabe recordar que con esta persona ya son tres los fallecidos en las costas castellonenses en esta temporada estival. El primer caso ocurrió hace apenas una semana, el pasado 10 de junio, en la playa Norte de Peñíscola. Un hombre de 80 años, vecino de San Sebastián, aparecía flotando en el agua. Fue un bañista quien lo encontró, cuando aún esta sumergido. Al parecer, el turista llevaba varias horas fallecido bajo el agua, pero hasta que no salió a flote nadie se había percatado de su muerte.

La autopsia reveló que el octogenario sufrió “un desvanecimiento o achaque antes de ahogarse”.

La segunda víctima mortal de mar este año ha supuesto un auténtico drama en el Grao de Castellón, después de que un joven, Gabriel López, se lanzara al mar para salvar la vida de un niño de 13 años que se estaba ahogando. La desgracia sobrevino cuando el fuerte oleaje adentró a Gabriel y lo golpeó después con las rocas. H