Muy indignados” es como se encontraban ayer las víctimas que fueron asaltadas hace un año por una violenta banda organizada, formada por ciudadanos rumanos, después de que la Audiencia Provincial suspendiera el juicio por la incompatibilidad de agendas entre los letrados y porque, como explicaron los abogados de los imputados, tres de los acusados, que están en prisión, no estaban avisados del juicio y tuvieron que ir a por ellos a la cárcel, retrasándose la espera de una veintena de testigos durante cerca de 3 horas hasta que fue anunciada la suspensión.

“LA JUSTICIA ESTÁ MAL” // “No hay derecho, la Justicia en España está muy mal”, aseveró Salvador, un vecino de Orpesa que, junto a su madre, de 72 años, fue apaleado y amenazado de muerte con pistolas en su casa durante el robo del 10 de julio del 2011.

Otra de las críticas de los afectados y de los testigos fue que uno de los acusados, para quien piden 21 años de cárcel por ser el supuesto líder de la banda, G.C., de 34 años, esperaba ayer a ser llamado para entrar en la sala a declarar justo sentado al lado de dos de las víctimas, la anciana y su hijo, así como enfrente del camarero que fue amordazado y golpeado brutalmente en agosto del 2011, en un bar de Vila-real.

LOS HECHOS // Según consta en el escrito de acusación del fiscal José Luis Cuesta, los hechos sucedieron en la madrugada del 10 de julio del 2011. El acusado, G.C., presunto cerebro de la banda, se concertó, supuestamente, con personas no identificadas y, tras taparse los rostros con pasamontañas, irrumpieron en el domicilio de Armanda, de 72 años, y su hijo, Salvador, en Orpesa. La banda abordó, presuntamente, al hombre, golpeándole en la cabeza y tumbándole en el suelo boca abajo. Le ataron las manos en la espalda y le exigieron el dinero. A su madre también la apalearon.

Finalmente, los ladrones consiguieron 2.300 euros, un ordenador, todas las joyas, tres teléfonos y una motosierra. Los malhechores causaron destrozos en los colchones --los rajaron-- y también en los sofás al buscar el dinero.

El 24 de agosto del 2011, según el fiscal, los cuatro acusados se dirigieron a un bar en la calle Ermita de Vila-real, donde había trabajado anteriormente la mujer de uno de los sospechosos, y armados con una pistola y un taser, abordaron a uno de los empleados a quien apalearon y encañonaron. Los ladrones lograron apoderarse de 24.000 euros, en dinero y objetos, como una tele. H