Vicenta Vicente Flor, una vecina de Teresa, esperaba junto a dos guardias civiles, que la protegían, a que su marido y su hijo salieran del incendio. El municipio estaba vacío desde hacía horas, pero Vicenta prefería aguardarles junto a la carretera que va a Sacañet. La mujer, muy preocupada y nerviosa, explicó al periódico Mediterráneo que las llamas estaban afectando a su granja de corderos... Minutos más tarde, el incendio llegaría hasta la misma carretera después de que unas inmensas llamaradas, acuciadas por el viento, lo trasladaran hacia Bejís.

Pese a los instantes de desconcierto, Vicenta aguantó hasta última hora en la zona del incendio. “Mi marido y mi hijo están haciendo un cortafuegos en la granja para evitar que el fuego lo queme todo. Tenemos corderos, ovejas y otros animales allí y nos da pena perderlos”, afirmó, mientras contemplaba el paisaje dantesco en el que se estaba convirtiendo por momentos su finca, ya afectada por las llamas.

Otros dos efectivos de la Guardia Civil, mientras tanto, velaban por la seguridad del marido y del hijo de Teresa, que intentaban frenar el fuego, cada vez más próximo. Al mismo tiempo, Vicenta explicó: “Nos han desalojado a todos y yo me he tenido que ir con lo puesto, no he cogido nada porque no nos ha dado tiempo para más”. H