Pasaban apenas unos minutos de las 9.00 horas de la mañana. Un individuo con gorro de lana, gafas de sol y bufanda, y armado con una pistola, entraba en la sucursal de una entidad de crédito de la avenida l’Alcora, en el barrio de Crèmor, y al grito, en perfecto castellano, de ¡esto es un atraco! intimidó a una empleada y dos clientes que estaban en ese momento en la oficina, una mujer y un hombre joven, para llevarse solamente poco más de 600 euros, según ha podido saber Mediterráneo de fuentes solventes.

El sujeto pasó donde estaba el mostrador y tras encañonar a la operaria que, presa de los nervios se puso a llorar, le conminó a que le diera el dinero que, en ese momento había en la caja, tras lo cual, y cogiendo al joven, que estaba esperando ser atendido, del brazo como rehén, fue hasta la puerta dónde lo soltó y salió corriendo. Todo pasó muy rápido. En breve espacio de tiempo.

Avisada la Policía Nacional, agentes de la brigada judicial acudieron a la entidad crediticia para tomar las huellas y hablar con el director y el personal sobre lo que había ocurrido. Un director que declinó explicar a este rotativo qué es lo que había pasado “porque así me lo ha ordenado la policía en aras de no frustrar las investigaciones”. Tampoco desde la sede central de la entidad bancaria quisieron aportar ningún dato al respecto. H