Los trabajadores del Hospital General, donde siguen ingresados los dos menores, se concentraron ayer como muestra de repulsa. También lo hicieron los empleados del resto de centros sanitarios, así como el Consell, el Ayuntamiento de Castellón y el de Benicàssim, entre otros. Los políticos lanzaron un mensaje de apoyo incondicional a las víctimas y les recordaron que no están solas.