Visto para sentencia. El juicio contra una castellonense acusada de haberse apropiado de 179 teléfonos móviles mediante engaño a una importante compañía de telecomunicaciones para después venderlos en su tienda se celebró ayer por la mañana con la declaración de la procesada y de varios testigos del caso.

La mujer intentó alcanzar un acuerdo económico con la compañía llegando a pagar 5.000 euros poco antes del juicio (para ello ha tenido que hacer un préstamo, explicó) e incluso ofreciendo a la empresa perjudicada 20.000 euros por los daños, que como indicó, podía reunir con la colaboración de toda su familia.

Pese a todo, no hubo pacto alguno y la empresa insistió en reclamar los 68.000 euros que, como mantuvo tras la declaración de dos de sus empleados, tuvo que desembolsar para comprar otros 179 terminales nuevos.

EL VALOR DE LOS MÓVILES // La clave del juicio radicaba en saber si la acusada debe hacer frente al pago del valor real de los 179 teléfonos (no eran nuevos, sino que eran móviles que habían sido reparados y que se entregaban sin caja ni garantía) y cuyo valor, como indicó su abogado, no suponía «más de 60 euros por cada uno a la empresa», o bien debe, como sostiene la compañía, abonar los más de 68.000 euros.

La fiscal rebajó la petición de pena a dos años de cárcel, pero mantuvo la indemnización de 68.000 euros más una multa.

Confiesa el delito y dice que los móviles los vendía después // La sesión comenzó pasadas las 10.30 horas con el interrogatorio de la acusada, quien reconoció que usaba las claves de conocidas empresas azulejeras clientes de la compañía telefónica, en la que ella había trabajado con anterioridad, para pedir la restitución de teléfonos que estaban estropeados a cambio de otros en perfectas condiciones. Un servicio, denominado PER (Parte de Entrega y Recogida). La mujer confesó que los móviles, luego, los vendía a amigos y conocidos pero por entre 20 y 50 euros cada uno.