Juventino Pérez Sampedro, el castellonense de 63 años que fue víctima el domingo de un brutal ataque de dos perros mientras hacía footing por el Camí de les Villes, se recupera de la intervención quirúrgica a la que ha sido sometido en el Hospital La Fe de València para reconstruirle el brazo.

Todavía conmocionado por lo sucedido, precisamente el día de su cumpleaños, agradece su arrojo al hombre que lo auxilió, Enrique Emo, quien ahuyentó a los dos perros que le estaban mordiendo la cabeza y un brazo. Este ángel puso en riesgo su propia seguridad para recogerlo del suelo, cargarlo en su furgoneta y llevarlo al centro de salud. «Le debo la vida porque, de no ser por él, me hubieran matado», explicó ayer el herido en declaraciones exclusivas al diario Mediterráneo.

«Eran dos fieras. Estaban agarrados a mi brazo y me quedé en ese momento aturdido porque me dolía muchísimo», relata Juventino Pérez, aún ingresado.

La víctima --gran aficionado al deporte-- se encontraba corriendo junto a su perra (una schnauzer miniatura) como preparación para el Maratón de Castellón que iba a disputar el próximo día 18 en la capital, cuando, de repente, sufrió el ataque de un pitbull y un agresivo pastor alemán.

«Vi a los perros alrededor de una furgoneta --la de Enrique Emo-- y vinieron a toda pastilla hacia mí, con una fuerza increíble», recuerda el castellonense, quien asegura que se le lanzaron encima, «con la boca abierta» y enseñándole «los dientes».

AUXILIADO / «Me tapé la cara con el brazo para defenderme y el señor del vehículo empezó a pitar. Sus perros comenzaron a ladrar y despistaron un poco a los que me atacaban», destaca, elogiando que el hombre se bajó del vehículo y le ayudó a subir. Su salvador fue quien le trasladó directamente al centro de salud de Benicàssim, desde donde fue evacuado al Hospital General y, desde allí, a La Fe de València.

La mujer de Juventino Pérez, Sofía, no se separa de él y comenta que está «dolorido». «Le han cosido cinco heridas en la cara, desde la frente hasta la barbilla, y tendrá que pasar de nuevo por cirugía para terminar de arreglar el brazo», asevera, preocupada.

Todo apunta a que no le quedarán secuelas de movilidad, aunque cabe esperar a la evolución.

«Correré el maratón, a no ser que el médico me lo prohíba. Aunque sea, entraré el último y con escolta», mantiene Juventino, cuya familia estará agradecida «de por vida» a su salvador.