La crónica negra sumó ayer otra jornada fatídica en Granada y Bilbao, con dos asesinatos que se agregaron a la incesante lista de los casos de violencia doméstica.

El primero de los crímenes fue el de Maracena, en la provincia de Granada, donde una mujer de 39 años murió apuñalada por su expareja, de 49. El presunto homicida, que tenía un hijo de 12 años con la víctima, fue detenido por la Guardia Civil. El suceso ocurrió sobre las 10.20 horas en el domicilio de la mujer, en este municipio del área metropolitana de Granada cuyo ayuntamiento ha decretado tres días de luto. Cuando los agentes llegaron a la vivienda, tras recibir el aviso de que algo estaba ocurriendo, encontraron a la mujer en medio de un charco de sangre, junto al hombre, que fue detenido.

La Guardia Civil informó de que no constan denuncias previas por malos tratos entre la expareja y, según fuentes municipales, la víctima tampoco era usuaria del centro de atención a la mujer. El alcalde de Maracena, Noel López, explicó que conocía a la víctima por ser militante socialista, al igual que su actual pareja; que era una persona «querida» en el municipio. Actualmente en desempleo, la mujer vivía con su hijo y su actual pareja, según el alcalde, quien trasladó la «desolación y tristeza» que vive la localidad tras este presunto caso. «No había denuncia previa ni indicios de malos tratos ni nada de nada», aseguró el regidor.

Respecto del crimen de Bilbao, fuentes de la Eirtzaintza corroborraron la muerte de una mujer de 25 años, que apareció degollada en su vivienda. Maguette Mbeugou, una joven de origen africano, tenía dos niñas de menos de 5 años. Su asesino la había degollado delante de ellas. A media tarde la Ertzaintza detuvo en la localidad guipuzcoana de Mutriku a la pareja de la víctima como presunto asesino.