El hacha empleada por Ricardo Carrascosa García para segar la vida de sus dos hijas en la madrugada del lunes al martes nunca antes había sido utilizada. El arma homicida, que tenía una hoja de 40 centímetros, era nueva y los investigadores sospechan que el presunto parricida pudo adquirirla expresamente para asesinar a las pequeñas en el marco de un crimen premeditado.

El presunto asesino atacó mortalmente a las niñas mientras se encontraban dormidas --una en su habitación y la otra en la cama de matrimonio del dormitorio principal--. Las degolló y les amputó parte de las manos, como ya publicó Mediterráneo. Las heridas que ambas sufrieron en el cuello fueron letales y ninguna de ellas tuvo posibilidad de defenderse o huir de su padre.

Los agentes de la Policía Nacional encontraron en el domicilio el arma homicida empleada para acabar con la vida de las pequeñas. La alerta la dio sobre las 5.30 horas un vecino del barrio de Estepar que halló el cuerpo sin vida del presunto parricida tendido en el suelo, en plena calle, tras haber matado a sus hijas y haberse tirado por una ventana. No dejó ninguna nota, acabó con las menores y luego se suicidó.