Un vecino de l’Alcora, Ricardo G.G., se sentó ayer en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial y negó haber abusado sexualmente de dos niñas de nueve y once años en el 2016. La Fiscalía y las propias menores lo acusan de realizarles tocamientos mientras se encontraban en su domicilio por ser hija y nieta de la asistenta doméstica del procesado, quien se enfrenta a diez años de prisión.

La vista oral comenzó ayer con retraso, después de que la fiscal y la defensa mantuvieran conversaciones previas para analizar si existía posibilidad de acuerdo. Finalmente, decidieron entrar en sala para celebrar el juicio.

El hombre declaró que las pequeñas iban a su chalet de l’Alcora mientras su familiar realizaba tareas de limpieza y poda porque «no tenía con quién dejarlas». «Que yo recuerde, nunca me quedé a solas con ellas y tampoco las toqué», dijo, a preguntas del Ministerio Fiscal. El procesado acusó a quien fuera su asistenta doméstica de haberlo extorsionado, diciéndole que «si no le daba dinero, me ponía una denuncia por abusos a menores», alegando que todo el procedimiento policial y judicial era una vendetta.

Las dos menores declararon tras un parabán. Ambas --tía y sobrina-- coincidieron en que Ricardo G.G. les había tocado sus genitales. «Un día me cogió la mano y la puso en sus partes bajas. Otro día, nos cogió a las dos por nuestras partes y nos levantó al aire», explicó una de las víctimas al tribunal, recordando que, al menos en una tercera ocasión, «mientras se estaba cambiando de ropa, se apartó el calzoncillo para que viéramos sus cosas».

La otra niña, parca en palabras y con un hilo de voz, afirmó que «tenía miedo de ir --a casa de Ricardo G.G.-- por si nos pasaba algo». «Siempre nos cogía por partes que no son muy normales», declaró ante la insistencia de los magistrados de la Sección Primera para escuchar su relato.

LA ASISTENTA DEL HOGAR / En la vista oral fue citada, asimismo, como testigo, la empleada doméstica del acusado y familiar de las pequeñas. «Yo iba con mi hija a la casa, alguna vez venía fue también mi nieta, y las niñas estaban por allí mientras yo trabajaba. Un día mi hija vino a mí llorando y no me quería decir lo que le pasaba. Al final, me contó cómo Ricardo las cogía por sus partes. Yo me puse muy nerviosa y levanté el teléfono para llamarlo y preguntarle», explicó a preguntas de la Fiscalía. La madre y abuela de las afectadas contradijo la versión del procesado y lo señaló a él como supuesto autor de un chantaje económico. «Me ofreció dinero para que no denunciara, pero no acepté», afirmó la testigo.

La madre de la otra menor también fue citada y contó que su hija pasó de ir «siempre» contenta a casa de Ricardo G.G., a no querer volver, de forma repentina.

Además de la pena de cárcel, la fiscal pide cinco años más de libertad vigilada y una indemnización para cada una de las dos menores de 5.000 euros.