El cirujano maxilofacial castellonense Luis Senís, detenido con medio kilo de cocaína la pasada semana en València, ha reconocido ante el juez que la droga hallada en su mochila era suya, pero ha declarado que la sustancia «era para autoconsumo» y no para traficar con ella. Así lo han confirmado a Mediterráneo las fuentes judiciales consultadas.

Senís fue arrestado el viernes y llevado el domingo ante el juez, quien decretó su ingreso en prisión provisional bajo fianza. No le costó mucho al doctor de Castelló reunir los 50.000 euros que le impuso el titular del Juzgado de Instrucción número 5 de València y el lunes por la mañana quedó en libertad con cargos.

Cabe recordar que la Policía Nacional realizaba seguimientos a un sospechoso de tráfico de drogas al menudeo y vigilaba su domicilio de València el pasado viernes. La presencia de Luis Senís en dicha vivienda sorprendió a los investigadores, que lo identificaron y registraron una bolsa que llevaba. Al hacerlo, descubrieron que en su interior había una placa de cocaína, muy prensada y con una pureza del 65%.

Aunque en un primer momento el cirujano dijo que no sabía nada de esa sustancia y que había acudido al inmueble a hacer una revisión a un amigo tras una intervención maxilofacial, ante la autoridad judicial cambió su relato y admitió que era suya.

ANTERIOR ESCÁNDALO

Desde el pasado mes de marzo, cuando se produjo una difusión masiva de vídeos sexuales de Senís a través de WhatsApp, el nombre del cirujano maxilofacial ha estado vinculado a escándalos. En uno de los archivos el doctor y una odontóloga aparecían manteniendo relaciones íntimas, ataviados con batas de quirófano y en las instalaciones de un hospital privado de València. Ante las críticas por su atuendo, Senís se apresuró a desmentir que tuvieran sexo en la sala de intervenciones, dijo que había sido un error, pero alegó que había sucedido en una zona de vestuarios y cuando no quedaba nadie en el lugar.

Él siempre mantuvo que la difusión de los vídeos había sido una vendetta, que lo habían drogado con burundanga y le habían quitado el teléfono. Así lo denunció ante la Policía Nacional, cuyos agentes acabaron deteniendo a una mujer de 33 años por un delito contra la intimidad, tras acusarla del envío de los vídeos.

Ahora es él quien debe enfrentarse a la justicia y por un delito contra la salud pública por el que podría acabar en la cárcel.