El segundo juicio con jurado popular de la era covid dio comienzo ayer en la Audiencia Provincial de Castellón, donde un hombre se enfrenta a un delito de asesinato por dar muerte a su anciana madre en diciembre del año 2018 en la casa familiar de Vinaròs. El procesado, de 58 años, sufre esquizofrenia y, por esta enfermedad mental, la Fiscalía pide su internamiento en un centro psiquiátrico en lugar de pena de prisión. El Ministerio Público aboga por un máximo de 25 años de encierro.

La constitución del jurado popular, formado por ocho hombres y tres mujeres, se hizo a las 9.00 horas. Posteriormente, comenzó el interrogatorio del acusado, quien dijo que el día del crimen estaba «confuso» y «drogado». «Llevaba dos semanas durmiendo tres horas y ese día había consumido cuatro o cinco gramos de cocaína, además de hachís. Veía a mi madre rara, más alta de lo normal y con menos arrugas. Le preguntaba que quién era y no me contestaba. Creí que era alguien distinto, que era una persona disfrazada con una careta y que venía a raptarnos. Si hubiese reconocido su voz, no le hubiera hecho lo que le hice», dijo el acusado entre lágrimas durante su declaración.

El asesino confeso reconoció que le dio «dos o tres patadas en la tripa» a la víctima. «Luego me tiré hacia ella y le di con un palo en la cabeza», admitió el procesado. A preguntas del fiscal, el parricida dijo que, tras dar muerte a su madre, se asustó «mucho». «Había mucha sangre. Cogí las llaves de la casa, salí y me dirigí hacia el cuartel de la Guardia Civil. Entonces me encontré con dos operarios de Adif en la estación y les dije que avisaran a la policía», explicó.

En la primera sesión del juicio, que se prolongará hasta mañana en la Audiencia Provincial, declararon un buen número de guardias civiles que participaron en la investigación. El primero de ellos, perteneciente al grupo de Homicidios del instituto armado, tildó el caso de «sencillo». «Estaba todo bastante claro. Vimos que lo que el hombre decía no tenía ninguna consistencia y que presentaba algún problema mental, por lo que lo derivamos al hospital», incidió.

Otro de los agentes relató que el asesino confeso iba «en calzoncillos» y «ensangrentado». «Decía que alguien se había disfrazado de su madre y preguntó dos o tres veces por ella una vez estaba ya detenido», manifestó.

ESCENA DEL CRIMEN

Los agentes de la Guardia Civil de Vinaròs, primeros en llegar a la escena del crimen, explicaron que, al encontrar al acusado en las vías del tren, este decía cosas extrañas. «Afirmó que le habían robado y amordazado y estaba desorientado. Le pedimos que nos indicara dónde vivía y, al llegar, vimos a la anciana, muerta y con un charco de sangre alrededor de la cabeza», contó uno de los agentes. El juicio por el parricidio de Vinaròs sigue hoy en la Audiencia con pruebas periciales.