La Audiencia Provincial de Castellón ha celebrado esta semana sendos juicios por presuntos abusos sexuales a menores --uno contra un padrastro acusado de propasarse con la hija de su mujer en Benicarló y otro contra un joven por realizar tocamientos a una adolescente ebria en Altura tras una noche de fiesta--. No son, ni mucho menos, casos aislados y es que, como señalan fuentes judiciales consultadas, las vistas orales por este tipo de delitos en Castellón se han disparado en los últimos años. Reflejo de ello son los datos del máximo órgano provincial: solo en la Audiencia Provincial se han juzgado más de una docena de casos en los últimos tres meses, según el calendario el Tribunal Superior de Justicia --sin contar los que pudieran celebrar otros juzgados--.

«Hace unos años la mayoría de los juicios que se celebraban en la Audiencia eran por tráfico de drogas, pero de un tiempo a esta parte el aumento de los abusos sexuales ha sido exponencial», dicen las mismas fuentes. Según miembros de la Policía Judicial consultados, ahora existen más denuncias en Castellón por este tipo de hechos, al igual que sucede con los delitos de violencia sexual contra mujeres adultas o maltrato machista. «No puede establecerse una causa concreta para este fenómeno porque influyen diversos factores, pero tiene mucho que ver la concienciación que hay actualmente sobre los abusos a menores y la protección de la infancia», afirman.

Lo mismo sucede, precisamente con la violencia machista, una lacra que deja más 8.300 víctimas en la provincia, según datos de Interior, y que años atrás se ocultaba en la intimidad del hogar. Cada vez más, gracias a la concienciación colectiva, se denuncia y se persigue más por parte de los Cuerpos y Fuerzas del Estado.

En el caso de los abusos a menores, los agresores suelen ser familiares o personas de un entorno muy próximo. Es habitual en la Audiencia Provincial ver sentados en el banquillo a hombres que afrontan importantes penas de prisión por haber mantenido relaciones sexuales con sus propios hijos, hijastros, sobrinos o nietos. Es el caso, por ejemplo, de un vecino de Benicarló que el pasado martes se enfrentó a doce años de cárcel por, presuntamente, haber realizado tocamientos bajo coacciones a su hijastra. La madre de la niña, contrariamente a lo que suele acontecer en este tipo de casos, se posicionó del lado de su actual marido y tachó a la supuesta víctima de «mentirosa» y «capaz de todo», a pesar de que tanto la Guardia Civil, como los forenses dan credibilidad al relato de la menor.

En muchas de estas situaciones la víctima --especialmente vulnerable por su edad-- confiesa su particular calvario tiempo después, cuando se siente capaz.