El Tribunal Supremo (TS) ha confirmado la pena de ocho años de prisión impuesta al exalcalde de l’Alcora Francisco Javier Tomás Puchol, sentenciado en el 2018 por la Audiencia Provincial de Castellón por abusos sexuales a dos hermanas de nueve y diez años, como publicara entonces en exclusiva Mediterráneo.

El expolítico popular, de 58 años, recurrió el fallo y recibe ahora la tercera condena --ya lo consideraron culpable tanto la Audiencia Provincial, como el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV)--. Además de la pena de cárcel, deberá cumplir cinco años de libertad vigilada y abonar a las víctimas una indemnización de 16.000 euros.

El tribunal consideró probado que, durante 2016, el exmunícipe --alcalde de 1995 a 2003-- desnudó a una de las pequeñas en su despacho profesional de Castellón, le practicó tocamientos y se rozó con ella, aprovechando que tenía acceso a la menor por la relación de amistad que le unía a su madre y su abuelo. Según consideraron acreditado los jueces, a la otra hermana le hizo tocamientos, metiéndole las manos por el pantalón varias veces y diciéndole que no contara nada a nadie.

El juicio oral se celebró en ausencia de las dos afectadas, que residen en Rumanía junto a su madre y que no pudieron ser localizadas. Los forenses que exploraron a las dos pequeñas durante el proceso penal dieron «total credibilidad» a sus manifestaciones.

Las niñas relataron entonces a los médicos que habían sufrido abusos por parte de un amigo de la familia, relatando varias prácticas del ahora condenado. «Me pedía que me tumbara en la cama y se ponía encima. Decía que no contara nada», dijo la mayor de las niñas en el juzgado en el 2016 --una declaración leída durante la vista oral--. «En su oficina me quitaba la ropa y me tocaba. Pasó por lo menos diez veces», declaró su hermana pequeña al juez.

Tomás Puchol lo negó todo en su interrogatorio. Dijo que el relato era «rotundamente falso». «Un día las llevé a comprar chucherías y pasamos por mi despacho un momento para recoger el correo, pero no pasó nada. Las niñas dicen eso en boca de su madre, estoy seguro», afirmó el exalcalde.

Tomás dijo sufrir una enfermedad llamada neuralgia de trigémino y aseguró tomar una medicación que inhibe el deseo sexual. Sin embargo, la Justicia no cree que esta dolencia le impidiera llevar a cabo estos hechos.