Agentes de la Policía Nacional han detenido en Alaquàs (Valencia) a dos holandeses contratados por una organización internacional para custodiar un criadero industrial de marihuana en una nave de ese municipio en la que los agentes encontraron casi una tonelada de cogollos, listos y empaquetados para ser exportados a los Países Bajos, así como casi 5.000 plantas más en diferentes momentos de crecimiento. Los dos custodios de la droga han sido acusados, además, de atentado a agente de la autoridad, ya que, al ver aparecer a la Policía no solo salieron corriendo, sino que, después de un alocado intento de huida, se enfrentaron a los agentes y les agredieron.

La investigación dio comienzo a principios de mes, cuando el grupo antidroga de la comisaría de Policía Nacional de Xirivella detectó actividad en una nave de un polígono industrial que delataba la posible presencia de un gran criadero de marihuana, ya que había un consumo desmesurado de electricidad, grandes aparatos de aire acondicionado, visibles desde el exterior y en funcionamiento continuo, acompañado de una falta absoluta de actividad laboral al uso.

La vigilancia de la nave sirvió para detectar la presencia de dos hombres que acudían a determinadas horas del día y que adoptaban todo tipo de precauciones más propias de delincuentes que de trabajadores. Días antes de la intervención policial, los investigadores observaron que los sospechosos pasaban más tiempo en la nave, hasta el punto de llevarse incluso comida y agua con ellos.

Los agentes se dieron cuenta de que estaban cargando un camión, lo que precipitó la operación policial. Y acertaron. Al entrar, los sorprendieron introduciendo en un furgón decenas de bolsas de basura de tamaño industrial, en cuyo interior había cogollos en rama, ya secados. En total, 900 kilos de marihuana lista para la venta que iban a llevarse a su país de origen.

Pero eso no era todo. La nave, con una planta de unos 1.200 metros cuadrados, había sido dividida en cinco estancias, en las que la Policía contabilizó 4.654 plantas en distintas fases de crecimiento. Para alimentarlas, disponían de seis bidones con un volumen total de 13.000 litros de agua, además de dos piscinas, donde mezclaban el agua y el fertilizante antes de su distribución por goteo a cada una de as plantas.

El vivero disponía, además, de 200 transformadores con lámparas para mantener la temperatura perfecta para acelerar el crecimiento de las plantas, lo que les garantizaba una enorme rentabilidad.

En el momento en que vieron llegar a la Policía, los ahora detenidos cerraron bruscamente la puerta justo cuando los agentes iban a entrar y después huyeron atravesando la nave y trataron de huir saltando el muro trasero, de cuatro metros de altura. Aún así, los policías les cerraron el paso, pero, cuando iban a detenerlos, se revolvieron y les agredieron, por lo que tuvieron que ser inmovilizados para ser esposados, lo que les ha valido sumar un cargo más al de tráfico de drogas: atentado contra agente de la autoridad.