La Vall d’Uixó ha sido escenario de un suceso sin precedentes en el municipio: la aparición en una misma noche de decenas de coches con la ventanilla derecha rota. Que se tenga constancia, habría entre 25 y 35 afectados. Lo que más llama la atención del incidente, a parte del número de siniestros, es que no se produjeran robos en el interior de los turismos, salvo por unas gafas de sol de marca que echó en falta una víctima.

Según los testimonios de algunos de los denunciantes, todo apunta a que se trata de un acto vandálico a gran escala, llevado a cabo por una o varias personas que iban preparadas, pues como explicó un operario de la empresa GlassDrive, hace falta «una piedra o algún tipo de herramienta metálica y mucha fuerza» para despedazar el material de la luna.

Todos los casos se registraron en una misma noche, la del martes al miércoles. MIRA

La mencionada empresa empezó a ser consciente de la envergadura de lo sucedido cuando inició la jornada laboral del miércoles y comenzó a recibir llamadas de personas que necesitaban cambiar el cristal de la ventanilla con urgencia. Tal fue el alud de servicios solicitados, que tuvieron que trasladar a la Vall a trabajadores de talleres en otras ciudades para poder atender los encargos.

Sin robo

Uno de los propietarios afectados por los daños comentó a Mediterráneo en el mismo taller donde iban a cambiarle la luna que se subió al coche un poco antes de las 6.00 de mañana para ir a trabajar y que, en principio, no se dio cuenta de que no tenía ventanilla derecha. Las gafas de sol que estaban a vistas seguían allí, pero el vidrio estaba hecho añicos.

Otras muchas personas aseguran que tenían incluso dinero en sus turismos, pero que, tras los actos vandálicos, seguía en su lugar. Por ello, todos coinciden en que «quisieron hacer daño porque sí».

El establecimiento encargado de estas reparaciones ha tenido que pedir refuerzos. MIRA

También hay coincidencia a la hora de asegurar que en la noche de los hechos no se oyó nada. Cuesta creer que los asaltos se produjeran antes del toque de queda y en pocas horas, pues los vehículos estaban repartidos a lo largo y ancho de la ciudad.

Desde GlassDrive explicaron que todas las personas a las que atendieron de urgencia tenían cubierta la reparación por el seguro, pero el inconveniente de quedarse sin coche al menos un día fue inevitable, entre otras cosas por la gran cantidad de reparaciones que llegaron a acumularse. Entre los vehículos afectados había varias furgonetas de empresas de reparto y mensajería, a parte de múltiples turismos.

La Guardia Civil, que registró la práctica totalidad de las denuncias, ha iniciado una investigación al respecto para dar con el autor o los autores de tan incomprensible y gratuita acción.