La segunda jornada del juicio por el crimen de Eva Bou en Borriol comenzó ayer con unas aclaraciones del acusado, el exlegionario José Luis Gallego. Los miembros del jurado popular que debe decidir si es culpable o no del asesinato le hicieron por escrito varias preguntas al albergar dudas respecto a su declaración del lunes (sin duda difícil de entender por el bajo tono de voz empleado por Gallego, como advirtió la magistrada presidenta). La sorpresa se evidenció en las caras del fiscal y de los jurados cuando el exlegionario se contradijo en sus respuestas respecto a las ofrecidas en la jornada anterior. Mientras que el jueves sostuvo que Eva Bou sufría depresión y se suicidó con un arma de fuego tras una discusión, ayer afirmó que fue él quien apretó el gatillo durante un forcejeo.

Por otra parte, ayer fueron llamados a declarar en calidad de testigos un buen número de guardias civiles que participaron en la inspección ocultar de la casa donde apareció el cadáver, en la posterior investigación y en la extradición de Gallego desde Argentina --país al que huyó tras cometer, presuntamente, el crimen--.

La declaración de los investigadores

Uno de los primeros guardias civiles en llegar a la escena del asesinato el 7 de septiembre del 2018 afirmó que en la vivienda «no había signos de pelea». «El hijo del acusado estaba allí y me contó que su padre le dijo que había hecho algo fuerte y que se tenía que ir», declaró el agente a preguntas del Ministerio Público.

Un miembro de la Policía Judicial aclaró que, tras la autopsia, se concluyó que la víctima murió apuñalada con un arma blanca no convencional y que por eso ellos buscaron una especie de estilete como posible arma homicida.

Un integrante del equipo de Homicidios relató que el cuerpo estaba putrefacto --fue encontrado cinco días después de la muerte--. «Tenía un pinchazo en la mama», mantuvo el investigador, quien también confirmó que Gallego había efectuado llamadas para buscar vuelos y que sacó dinero de la cuenta de la fallecida.

«Quedó registrado que cogió un vuelo a Buenos Aires y un día nos llamó y dijo que quería entregarse porque tenía miedo de que la Policía Argentina», dijo el agente, quien también reveló que, al día siguiente de la muerte de Eva, el acusado fue a Torreblanca a hacer un servicio como cerrajero.

El hijo del acusado se negó a declarar en la segunda sesión del juicio que continuará el lunes.