Un anónimo recibido el 9 de septiembre de 2019 en la Jefatura Superior de Policía de Aragón advirtiendo de la supuesta desaparición de cientos de botellas de primeras marcas y ropa de Inditex procedentes de dos operaciones policiales sacudió como si fuera un seísmo la institución. En el punto de mira estaban varios mandos policiales a los que se les hacía responsables del robo. Hasta cinco agentes fueron imputados por la jueza, si bien solo dos van a llegar a sentarse en el banquillo ante un jurado popular. Se trata del que fuera inspector jefe de la Brigada Móvil de la Policía, que a su vez estaba al frente de los Guías Caninos y de la Unidad de Subsuelo, y el subinspector del Subgrupo de Hurtos. Cada uno afronta 3 años de prisión y la inhabilitación por tiempo de 7 años. En la actualidad están apartados del ejercicio y suspendidos de sueldo.

Es la condena que solicita la Fiscalía Provincial de Zaragoza para J. E. G. B. y J. R. A. P. a quienes considera que son autores de un delito de malversación o apropiación indebida de patrimonio público cometida por una autoridad o funcionario público. La defensa de uno de ellos niega la mayor y cuestiona que no se haya comprobado si antes de que cumplieran órdenes superiores de trasladar los alijos a otras dependencias policiales ya faltaban objetos. De hecho, se habían puesto candados para evitar que siguieran desapareciendo. Faltan 377 botellas y 319 artículos de Inditex que custodiaban.

Aunque la denuncia anónima remitida a la Jefatura está fechada en el mes de septiembre los hechos que van a ser juzgados en la Audiencia Provincial de Zaragoza se remontan al 21 de enero de 2019. Aquel día el subinspector de Hurtos remitió un oficio a un juzgado solicitando que las 2.000 botellas decomisadas en una tienda del camino de las Torres de la capital aragonesa fueran trasladadas al juzgado o acordara su destrucción «dados los problemas que planteaba su conservación y almacenamiento». Estaban en unos calabozos convertidos en una bodega. En mayo colocó unos candados cuyas llaves, según la Fiscalía, siempre estuvieron en su poder. Llega el 4 de septiembre y el jefe superior de la Policía en Aragón, Juan Carlos Hernández (citado como testigo), mantuvo una reunión con varios altos mandos, entre los que se encontraba el otro acusado, el inspector jefe de la Brigada Móvil de la Policía, diciéndoles que «habría que trasladar los efectos de los calabozos a las dependencias de General Mayandía». No hubo una orden directa, según el ministerio público. Pese a ello, señala que, supuestamente, J. E. G. B., decidió hacer la mudanza, solicitando una furgoneta oficial e instando a un subordinado a que le ayudara. También llamó a dos personas ajenas a la Policía a la que conocía de Jarque de Moncayo, donde el inspector jefe tenía una segunda residencia.

Llega la mañana del sábado 7 de septiembre y el subinspector de Hurtos acudió a la Jefatura Superior de Policía de Aragón. Entonces, según el escrito de acusación al que tuvo acceso EL PERIÓDICO, acudió a los calabozos «con la finalidad de coger determinadas marcas de botellas que seleccionó minuciosamente de cajas que ya estaban abiertas con anterioridad e igualmente rompió los precintos en busca de botellas cuyas marcas le interesaban con la finalidad de disponer de ellas en su beneficio a sabiendas de que eran efectos judiciales a disposición de los respectivos juzgados». Se llevó 53 botellas, supuestamente.

Pero la mudanza principal tuvo lugar un domingo por la tarde. Fue en ese momento, tal y como señala el ministerio público a partir de una investigación interna que analizó las cámaras de seguridad, cuando E. G. B. acudió a la jefatura Superior de Policía de Aragón y cogió las llaves que abrían los candados y que guardaba el otro acusado en un sobre. Más de tres horas duró el traslado a General Mayandía en el que, presuntamente, rompió precintos policiales, seleccionó productos de cosmética que incluso llegaron a probar, les hizo una foto e hizo lo propio con botellas que fue cogiendo. Al día siguiente, el inspector jefe realizó una nota informativa al comisario jefe de la Brigada de Seguridad Ciudadana haciendo una relación de los efectos trasladados. En total 1.494 botellas hizo constar.

La investigación interna comprobó que faltan 319 efectos de la operación Inditex (142 cosméticos, 103 artículos de ropa, 68 de perfumería y otras 6 unidades sin determinar) y 377 botellas de alcohol valoradas en 4.000 euros, de las que 53 se habría quedado uno de los mandos y el resto el otro. La Fiscalía determina que ambos actuaron de forma individual, vulnerando la cadena de custodia. 

Un agente se defiende criticando la falta de celo en la custodia de alijos

El que fuera inspector jefe de la Brigada Móvil de la Jefatura Superior de Policía de Aragón se considera inocente. Su abogado defensor, Enrique Esteban Pendás, ha remitido un escrito de casi 40 folios en los que rebate cada una de las acusaciones de la Fiscalía Provincial de Zaragoza. Señala, en primer lugar, que su actuación se limitó a cumplir el encargo realizado por el jefe superior de la Policía en Aragón y añade que «no hay pruebas ni indicios» de que esas botellas, prendas y cosméticos que han desaparecido estén en su poder.

Destaca el letrado que el anónimo se envía cuando no se podía haber comprobado que durante el traslado habían desaparecido objetos, «evidenciándose que quien o quienes confeccionaron y repartieron el anónimo ya conocían que antes del traslado faltaban objetos». De hecho, señala que «dirige la investigación únicamente contra quien realizó el traslado para que no averiguara lo que había pasado con los objetos depositados en los calabozos durante el tiempo que estuvieron bajo la responsabilidad del Grupo de Hurtos, lo que llevó al otro acusado a colocar candados». Pero va más allá y califica de «inverosímil» que este mando policial introdujera durante el traslado otro tipo de marcas distintas para quedarse con las originales, pues es un atentado contra la lógica y al devenir de los acontecimientos». Añade que no había actas de precinto.

Sobre los dos hombres que ayudaron a este policía a realizar la mudanza, asevera que estas personas ya se hicieron cargo con anterioridad de la limpieza de todos los bajos existentes en el cuartel de General Mayandía pues estaban llenos de objetos y enseres desde hace 15 años.