Son muchos los famosos e influencers que día a día lidian con un batallón de haters. Políticos, cantantes, escritores, actores… Pocos se escapan del nuevo perfil de usuario que campa en la red: 'odiadiores', casi profesionales, que han convertido el acecho en norma. El problema se agudiza cuando se cruza la línea: la incomodidad, el malestar, se convierte en delito y aparece el acoso. Paula Echevarria, Cristina Pedroche, David Bustamante, Tania Llasera, Eva Hache y una infinita lista más han denunciado haber sido víctimas de ciberacoso en nuestras fronteras. Fuera de España, los haters llevaron a cerrar su cuenta de Twitter temporalmente a Ed Sheeran, poner en apuros a Justin Bieber, el niño que creció entre redes,  y asediar a Britney Spears o Taylor Lautner. El teclado se convierte en arma letal y frenarlo es complicado.

El problema llega cuando se cruza la línea, cuando de la opinión se pasa al hostigamiento, persecución y daño. Un daño gratuito ejercido por un usuario sin nombre, sin foto, del que poco se sabe. Las redes sociales han facilitado la comunicación universal, han roto la barrera de la distancia, pero también se lo han puesto más fácil a los acosadores, convertidos ahora en ciberstalkers, que pueden poner en jaque la estabilidad de cualquiera.

El ciberacoso se extiende sin barreras, y no son solo personas públicas las que lo sufren. Muchos usuarios anónimos se enfrentan al acoso en red. Algo que, en caso de sufrirlo, requiere tomar medidas legales.

¿Cuándo se convierte en problema?

En primer lugar, es necesario asegurarse de que esta conducta constituye un delito y diferenciar entre la opinión de una persona, guste o no, y los comentarios ofensivos reiterados "para denigrar e injuriar". La plataforma de abogados Easyoffer tiene las claves para saber detectarlo. "Si el mensaje tiene como fin atentar contra la dignidad e integridad física, moral o la reputación de aquellos a quienes se dirige de forma reiterada (esto es importante) y grave, amparada en la esfera o no del anonimato, se trataría, sin duda, de un caso de acoso", explican. Dicho de otra forma: para que se dé el tipo penal de acoso "ha de estarse ante una grave alteración de la vida cotidiana que excede de la mera molestia", cuentan los expertos.

Ciberacoso, ciberacoso sexual y 'ciberbullying'

Son tres los tipos de acoso que proliferan en internet: ciberacoso, ciberacoso sexual y ciberbullying. "El primer supuesto se refiere a un acoso entre adultos en un sentido estricto, mientras que para que haya ciberacoso sexual tiene que ser patente la finalidad sexual de los comentarios", explican los letrados. "Por último, el ciberbullying implica que el acoso se da entre menores".

Si hay algo importante a tener en cuenta a la hora de diferenciar entre acoso y crítica, es la reiteración. "Para que haya acoso, se tiene que dar de forma reiterada alguna de las conductas siguientes: persecución y búsqueda de cercanía de la víctima, intención de establecer contacto con ella, el mal uso de los datos personales o atentar contra la libertad y el patrimonio de la supuesta víctima", concluyen los abogados.

El acoso es delito y está penado

El ciberacoso no es baladí. Es un delito penal que puede acarrear condenas, con penas de prisión de tres meses a dos años, o multa de seis a 24 meses. Si se acosa a una persona especialmente vulnerable por razón de edad, enfermedad o situación, se impondrá la pena de prisión de seis meses a dos años.

En el supuesto de que víctima y acosador hayan tenido una relación sentimental (sea con o sin convivencia), o cuando los mensajes van dirigidos a descendientes, ascendentes o a familiares del excónyuge, se considera agravante, y se impondrá una pena de prisión de uno a dos años, o bien trabajos en beneficio de la comunidad de 60 a 120 días.

¿Qué hacer si te acosan en redes sociales?

Lo primero es, antes de denunciar, certificar los mensajes del acosador con un sello de tiempo, poner los hechos en conocimiento de la Unidad de Delitos Informáticos de la Policía y no borrar ninguna prueba. Aunque es difícil evitarlo, ya que no depende de la víctima.

En Easyoffer tienen algunas claves para minimizar el riesgo: "Cuantos menos datos personales se faciliten, menos son las vías de acoso", indican. Además, está demostrado que "los perfiles con nombres de usuario y avatares sexualizados son más propensos sufrirlo". Limitar el envío de material sensible o fotográfico a gente que no se conoce demasiado es otra de sus recomendaciones. Por último, los expertos piden dedicar unos minutos para leer las condiciones de uso y de privacidad de las redes sociales donde se tenga un perfil e "instalar en todos los dispositivos programas contra malware", que existen, que no expongan al usuario al acoso.