La Audiencia Provincial de Castellón ha albergado este martes el juicio al Gregorio T. y Manuel G., cajero y contable de la Caixa Rural Sant Vicent en la Vall d'Uixó, acusados de un delito continuado de apropiación indebida y de falsedad en documento mercantil, por un desfalco total de 1,4 millones de euros. Tras la vista, ambos evitarán la entrada en la cárcel gracias al acuerdo alcanzado entre la defensa y las acusaciones.

Gregorio T., que según el escrito de la Fiscalía se apropió indebidamente de 1,1 millones de euros, aceptó una pena de 1 año de prisión y dos meses de multa con una cuota diaria de 10 euros, además de tener que indemnizar a la entidad bancaria con alrededor de un millón de euros. Manuel G., que se hizo con cerca de 380.000 euros, y que contaba con el atenuante de reparación del daño al devolver las cantidades requeridas, aceptó 8 meses de prisión y 1 mes de multa con la misma cuota diaria. A falta de la decisión definitiva del juez en los próximos días, ambos evitarán la entrada en prisión.

Los hechos juzgados este martes salieron a la luz en 2004. El caso sufrió dilaciones indebidas que ahora también han servido de atenuante. En su escrito, la Fiscalía mantiene que ambos trabajadores se pusieron de acuerdo para realizar operaciones económicas. A través de las mismas se apropiaron de los ahorros de varios clientes y de dinero de la entidad. Por todo ello pedía en principio una pena de tres años de prisión además de la devolución del dinero presuntamente sustraído.

El caso causó un gran revuelo en la Vall d'Uixó, al tratarse de dos personas conocidas. No en vano, Gregorio, el cajero, trabajaba en la entidad desde 1987 y lo hacía atendiendo directamente a los clientes. En la misma sucursal trabajaba Manuel G., el contable, desde 1979. El escrito de acusación apunta que ambos entablaron amistad. Tanto es así que abrieron una cuenta bancaria entre ambos para realizar inversiones en bolsa, "llegando a realizar diferentes actos que dieron lugar a que tanto la entidad bancaria como los clientes perdieran gran parte de sus ahorros, sin perjuicio que en la actualidad muchos han sido resarcidos por la entidad bancaria".

Las maniobras

El modus operandi que detalla la Fiscalía indica que Gregorio "procedió a retirar pequeñas cantidades de las cuentas 'caja efectivo', alterando los asientos contables a fin de disimular la citada salida de efectivo". Además, realizó extracciones en cajeros automáticos. También obtenía préstamos que nunca se anotaban en la contabilidad, desviando ese dinero a su propio beneficio. Igualmente, realizó extractos bancarios a cargo de clientes que nunca vieron su dinero. En total, Fiscalía estima que se apropió indebidamente de 1,1 millones de euros.

En cuanto a Manuel, el escrito de Fiscalía señala que realizaba determinados abonos mensuales en las cuentas de clientes concretos por el concepto 'venta de repos', que no se correspondían con las reales. Con esta mecánica llegó a apoderarse de 378.000 euros que, en noviembre de 2004, reintegró a la caja rural.

Por todo ello, Fiscalía los acusaba de dos delitos de apropiación indebida y falsedad en documento mercantil.

UN TERCER EMPLEADO

En el año 2018 la Audiencia ya condenó a tres años y medio de cárcel a Salvador L., otro empleado de la misma entidad de la Vall d’Uixó que, según la sentencia, realizó un desfalco de tres millones de euros entre los años 1998 y 2005. El tribunal lo consideró autor de un delito continuado de apropiación indebida agravado, en concurso medial con un delito continuado de falsedad en documento mercantil y absolvió a su mujer y su hermano, que también se sentaron en el banquillo de los acusados. La Audiencia también ordenó el comiso de los bienes del exempleado de banca sentenciado.