Siguen las diligencias en torno al principal sospechoso del fallecimiento de Déborah Fernández, la joven viguesa que fue hallada muerta en O Rosal hace ya 19 años. La última de estas pesquisas tuvo el vehículo de su expareja como protagonista. Peritos especializados de la Policía Nacional realizaron el pasado 30 de septiembre una inspección ocular en el coche en busca de resquicios y pistas que situasen a la joven en el turismo la noche de su desaparición, el 30 de abril de 2002. 

Esta inspección tuvo lugar en el mismo parking donde se encontraba el coche, ya que no fue posible sacarlo del lugar, mismo procedimiento que se realizó con el arcón congelador, también de su propiedad y que fue registrado hace unos meses. 

Habrá que esperar al resultado de estas pruebas para saber si es posible cercar aún más el caso sobre este varón, con el que la joven mantuvo una relación sentimental. Las últimas pruebas forenses certificaron que bajo las uñas de la joven se encontraron fibras compatibles con las de dos mantas también de este principal sospechoso, que si bien no fue citado judicialmente ni como investigado ni como testigo, sí estuvo en el punto de la mira de la Policía. 

A mayores, esta mañana están teniendo lugar en el Juzgado de Instrucción 2 de Tui nuevas declaraciones del caso. Además de varios policías, está citada, por primera vez, la prima de la joven, última persona que reconoció haberla visto con vida.

"Tiene guasa que la última persona que la vio con vida sea citada a declarar 19 años después. Ella ha estado en contacto directo con la Policía y con esto queremos que en la causa judicial consten muchas cosas que no constan policialmente", recalca Rosa Fernández-Cervera, hermana de Déborah.